Señor, mi mundo se ve cuestionado constantemente
por la palabra placer, vanidad y “yo”.
No puedo decir de dónde viene mi inspiración para señalar esto
porque si no soy tachada de fanática y pierdo toda credibilidad científica.
Porque no son conclusiones a las que he llegado con la cabeza, sino con el corazón.
Y además creo que no se puede llegar a ellas con la cabeza.
Mi vida es una amalgama de datos verificables y de verdades del alma,
de mis vivencias, de las cosas que siento.
Y me paso la vida intentando separar lo que vivo y lo que pienso.
Lo que es y lo que tiene que ser.
Por eso te pido Señor, nos des una mano a los que queremos
distribuir tu nombre por el mundo unido a la palabra amor.
Que complicada es la lucha si no te sentimos cerca,
si no peleamos con Vos entre los brazos.
Danos pies de plomo y manos ágiles para abrazar a tiempo, consolar al momento,
ayudar donde se nos necesite.
Que la esperanza no se nos pierda por el camino.
Que hablemos de Vos sin palabras y con la profundidad de nuestra mirada;
que renazcamos cada día de tu agua, de tu Espíritu, de las pruebas a las que nos vamos sometiendo.
Como el viento, que está. Para poder llegar pronto a los sitios donde se cuecen las cosas.
Y poner, paz, alegría y resurrección.
Yo te quiero pedir hoy, Padre, que me des fe, que deje de luchar menos contra mí misma
a la hora de saber lo que tengo que proponer o no a mis hermanos…
No quiero aspirar a superheroe, pero asumo la vida del amor de cada día
como la forma que tengo de entregarme aquí, como lo hizo Jesús. Que sepa hacer partícipes a los demás de esta suerte intentando que ellos también
se encuentren algún día con Vos y te tomen como un estilo para amar.
Que así sea!
Cristina López Navas