REZAR… ¿un “VIAJE DIVINO”?
ORAR, REZAR…
¿Qué es eso
¿Cómo se hace?
¿Qué hay que decir?
¿Para qué sirve?
¿Yo también puedo aprender a rezar?
¿Será hablar con uno mismo?
¿De verdad me puedo “comunicar” con Dios?
¿Y me va a escuchar?
¿Tengo que hacer algo especial?
¿Ir a alguna iglesia, o puedo rezar en cualquier parte?
¿Es con una postura especial, me tengo que arrodillar?
¿Tengo que leer algo, o digo lo que me salga de adentro?
Si tenés más preguntas, ¡es tiempo de hacerlas! Ahora, antes de empezar el viaje.
Todas las preguntas que te hagas son muy buenas para ir preparándote a viajar. Sí, sí… Un viaje, pero no cualquier viaje, sino un “¡Viaje divino!”
¿Alguna vez lo hiciste? ¡¡Preparate porque allá vamos!!
Precauciones:
Mirá que en este camino hay mucho de “subidas” y “bajadas”; etapas de “luces” y senderos de “oscuridad”.
Es posible que haya momentos en que te sientas con más cansancio o desasosiego y una sensación extraña, algo así como ¿y ahora, cómo sigo?. Pero, ¡ánimo! En este viaje te vas a sorprender; ¡y mucho!, si ponés todas las pilas y lo comenzás con todas tus fuerzas… Y cuando empieces a avanzar vas a gustar de ese sabor que no habías conocido antes, y ya no podrás ni querrás volver atrás.
No te olvides de asegurarte el pasaje que consiste en:
Que sean grandes tus deseos…
¡¡A desear y viajar!!
Hna Silvia