Amor hecho obras

lunes, 21 de noviembre de

 

La juventud de hoy, así como el hombre de hoy, está cansada de palabras, de promesas. Necesita obras, testimonios concretos.



Nuestras hermanas más jóvenes desean ser pobres, darse completamente al Señor, en una vida totalmente espiritual. El mundo hoy, más que nunca necesita del Señor y lo busca, y nosotras intentamos dar ese testimonio por medio del amor. Para mí, Cristo es todo. Es el amor, la vida, el pan de mi vida. Y busco amarlo y servirlo en los pobres.



Pero no olvidemos que los dolores, las cruces y las dificultades son los obsequios más grandes que el Señor nos hace. Porque el Señor mismo ha dicho: tomen su cruz y síganme. Así, en las dificultades podemos imitar al Señor, podemos unirnos a su cruz, a sus sufrimientos. Los sufrimientos son la manifestación de Cristo, su beso, y nos permiten colaborar más íntimamente con Él.



No importa la forma del llamado. Es una cosa entre Dios y yo, pero lo importante es sque es Dios quien llama a cada uno de manera diversa. Nosotros no tenemos mérito alguno. Lo importante es responder a ese llamado con alegría. Como en aquellos momentos difíciles y dramáticos, también ahora estoy segura de que fue obra de Dios y no mía. Y siendo obra de Dios, sabía que el mundo se beneficiaría con ella, que Él utilizaria mi pobreza, mi debilidad, mi vida, para dar su amor a los pobres entre los más pobres. 

 

 

Fuente: extractos de "Todo comenzó en mi tierra", Cristina Siccardi, Bonum

 

Oleada Joven