Marta y Maria

miércoles, 21 de julio de
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Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

Después de leerla y meditarla quise compartirla para invitar a reflexionar sobre esta lectura del evangelio de Lucas  recordando una de las citas de San Agustin « En estas mujeres están representadas las dos vidas: la presente y la futura, la trabajadora y la que ha llegado al descanso, la necesitada y la bienaventurada, la temporal y la eterna».

Es importante SERVIR y TRABAJAR para su hogar, su Parroquia, su comunidad pero también lo es escuchar y Marta no escucha la palabra si no todo lo contrario. El señor quiere señalar el primer mandamiento que es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios.
Para escuchar la palabra de Dios y meditarla en silencio hay que callar nustros deseos para no poner más atención que en Dios. Él esta siempre con su paz para calmar nuestras preocupaciones.

La oración es el gemido del Espiritu Santo en nosotros. Pero la repetición es necesaria para que ese gemido se habra camino en nuestro corazón de piedra, para que lleguemos a escuchar el deseo de Dios que espera nuestro gemido.“si Dios no abre de inmediato, no es porque le guste hacernos esperar. Si debemos perseverar en la oración, no es porque sea necesario un número determinado de invocaciones, sino porque se requiere cierta calidad, cierto tono de oración.Si fuéramos capaces de presentarla de entrada, sería inmediatamente escuchada´´.(Padre Molinie).

El trabajo pasa y el descanso permanece, pero sólo se llega al descanso por el trabajo. La nave pasa y llega a la patria, pero sólo se llega a la patria por la nave. Que estemos haciendo una travesía, lo sabemos sólo mirar a las ondas y tormentas de este tiempo. Y yo estoy cierto de que no nos hundimos, porque nos lleva el madero de la cruz.

Estaban en aquella casa las dos vidas y la fuente misma de la vida: en Marta la imagen de lo presente, en María la imagen de lo que está por venir. Lo que Marta hacía, eso somos aquí; lo que María hacia, es lo que esperamos…

 

 

Débora Rubiales