Oración de los estudiantes

martes, 9 de noviembre de
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Llegan tiempos de agobios, de concentración, de exámenes, de incertidumbre… Y como en otros momentos de la vida, cada etapa determina una forma de estar, de rezar, de encontrar (u olvidar) a Dios. Por eso, hoy, tratamos de rezar desde este tiempo que es, para muchos, tiempo de estudio intenso. 

 

LA ORACION DEL ESTUDIANTE

Señor, dame tranquilidad para no olvidarte
si otras urgencias lo tapan todo.
Dame sosiego en las horas de ahogo,
y fuerza si creo rendirme.
Recuérdame lo esencial,
lo importante, lo cierto.
Que sepa plantar mis cimientos
en lo vivido, lo presente y lo futuro,
aunque hoy se imponga lo inaplazable.
Que sea discreto en el éxito
y sereno en el fracaso,
aprendiendo de ambos.
Dame humor, tenme paciencia.
Hazme lúcido
para no perder la perspectiva
de este mundo amplio,
de otras vidas,
de otros anhelos.
Tú, fuente de toda verdad…
En tu presencia todo encuentra su sitio

José María R. Olaizola, SJ

 

 

 

1. Toca afrontar los compromisos

 

«Un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.» Le dice Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» Mt 8, 19-20

Y quizás así está bien. Hay decisiones en la vida que implican exigencia. Hay momentos en que toca apretar los puños y entregarse a fondo, aunque parezca que lo de ahora es menos apasionante, menos interesante, más árido. Pero es parte de la vida… De cualquier vida y, ciertamente, de una vida con sentido. Pelear con los propios fantasmas, subir cuestas que parecen interminables, encarar lo exigente…

Enséñame, Señor, a recordar, en la hora del esfuerzo el sentido profundo de lo que hago, prepararme, crecer, preguntar, formarme… Bendice mi vida, Señor.

 

2. Plantar los cimientos en lo vivido, lo presente y lo futuro

 

«Al momento la red se puso tensa y se rompía por la abundancia de peces.» Lc 5, 6

Para no verme sepultado en lo inmediato, aunque lo inmediato se imponga. Recordar, si acaso uno pierde la moral, los momentos alegres, y agradecerlos, pero entender también que la propia historia ha de tener de todo. Mirar, con esperanza, al futuro, a lo que uno va construyendo en la vida. Saber que cualquier proyecto implica tiempo, dedicación, vida, entrega.

Plantar los cimientos en la historia que Tú haces en mí, Señor. Una historia de amistad y amor, de llamada y envío, de éxitos y fracasos, pues de todo habrá… Esto es parte de la vida oculta, cotidiana, sencilla. Bendice mi historia, Señor.

 

 

3. Con lucidez para no perder la perspectiva

 

Y es que, aunque parezca que el mundo se para en exámenes, o ante mis urgencias, el mundo sigue. Siguen las inquietudes y las risas. Sigue el amor y su búsqueda. Siguen estando mis padres, mis hermanos, mis amigos… También ellos me necesitan. Sigue la vida de tantas personas que construyen, desde su entrega, o gritan, desde sus heridas. Sigue la fe, buscando que el evangelio sea real. Sigue todo.

Quizás, en este tiempo, toca vivirlo de otra manera. Pero sin olvidarlo. Sigues Tú, Señor, acogiendo y enviando, recordándome que, sobre todo, y hasta en este tiempo de exámenes, el Amor es lo importante.    

 

 

 

 

Material extraido de Pastoral Juvenil y Universitaria de los jesuitas de la provincia de castilla

 

 

Oleada Joven