A mí, el menor de todos los creyentes, se me concedió esta gracia de anunciar a los pueblos paganos la incalculable riqueza de Cristo y de esclarecer en qué forma se va realizando el proyecto secreto escondido desde siempre en Dios, Creador del universo. En adelante los poderes y autoridades del mundo de arriba podrán descubrir, mirando a la Iglesia, los más diversos aspectos de la sabiduría de Dios, conforme al plan que Dios trazó desde el principio en Cristo Jesús, nuestro Señor. En él ahora nos acercamos a Dios con plena confianza, con la fe que él nos ha dejado. Por eso, yo les ruego que no se desanimen al ver las pruebas que soporto por ustedes. Más bien han de sentirse orgullosos de ellas. Pensando en todo esto, doblo las rodillas en presencia del Padre, al que se refiere toda patria en la tierra y toda familia celestial, pues "patria" viene de "padre". Que él se digne, según la riqueza de su gloria, fortalecer en ustedes, por su Espíritu, al hombre interior. Que Cristo habite en sus corazones por la fe, que estén arraigados en el amor y en él puedan edificarse. Que sean capaces de comprender, con todos los creyentes, cuán ancho, y cuán largo, y alto y profundo es, en una palabra, que conozcan este amor de Cristo que supera todo conocimiento. En fin, que queden colmados hasta recibir toda la plenitud de Dios.
Palabra de Dios
Monseñor Fernando Maletti | Obispo de la Diócesis de Bariloche
Queridos oyentes de Radio María, en especial queridos jóvenes. Estoy compartiendo estos días martes, de este mes de junio con ustedes, a la luz del mes del Sagrado corazón de Jesús, algunas sencillas reflexiones a partir de textos de la palabra de Dios.
Hoy les comparto el texto de San Pablo a los Efesios 3,8-19, donde el apóstol San Pablo, nos habla del conocimiento del amor de Cristo. San Anselmo decía: Señor ya que no puedo entender para creer, ayúdame a creer para entender. ¿Como se lo conoce a Cristo? Precisamente en relación con él, conociéndolo. Como el amor entre dos jóvenes, entre un muchacho y una chica.
El amor crece cuando crece el conocimiento y con Cristo no pasa que, a medida que lo conocemos más, nos llevamos un chasco, como a veces puede pasar entre nosotros los seres humanos.Cada vez que más lo conocemos, más lo amamos, por eso el corazón de Jesús nos lleva a que, todos nosotros tengamos una respuesta de amor al amor sin fronteras de Cristo.
Aunque es cierto que a Dios nadie lo ha visto jamás como dice el apóstol Juan y nunca podremos conocer los hombres, la vida intima de la trinidad. Si sabemos una cosa, que Dios es Amor, como dice el mismo Juan en su primera carta. En si mismo Dios es amor y por lo tanto todas sus relaciones con el mundo y con nosotros, no pueden ser más que relaciones de amor.
Y a si han sido, que en una muy larga historia de amor, protagonizada primero por Dios Padre, en el Antiguo testamento y después por Jesús en el Nuevo Testamento, ese amor se prolonga en la comunidad, a lo que llamamos la iglesia, el pueblo de Dios en marcha.
Queridos jóvenes a la luz del amor de Jesús, preguntémoslo ¿cuál ha sido la respuesta que le hemos dado a ese amor sin límite?Cómo ha sido en realidad, en la vida del pueblo de Dios, se aparecido mucho en la historia, el del antiguo al nuevo testamento. Las actitudes del hombre como decíamos el martes pasado, no han variado sustancialmente en miles de años.¿Cuáles pueden ser hoy por hoy también, algunas actitudes nuestras respecto al amor de Dios?Como cuando también un padre y una madre nos aman y sobre todo los adolescentes que rechazan al papá y a la mamá y quieren comer solos, se encierran en su pieza, y están lo menos posible en la casa, etc, etc. Y después uno recapacita cuando es se es más joven adulto, y se da cuenta de que tiene que revertir esas posturas.
Pero también con Dios nos pasa eso mismo, el olvido y la rebeldía, la indiferencia y la ingratitud. Ojala tengamos respuestas positivas, respuestas positivas como por ejemplo la de: Abraham el hombre de la fidelidad o la de Samuel en el Antiguo Testamento, el hombre de la disponibilidad, o la respuesta de María la esclava del Señor que cree en su palabra o la de Pedro el apóstol fogoso diríamos, o Pablo preso por Cristo y los Santos de todos los tiempos.
Preguntémonos chicos y chicas cuál tendrá que ser nuestra respuesta personal y comunitaria al amor de Dios en su hijo Jesucristo nuestro Señor.