Evangelio segun San Mateo 13, 24-30

viernes, 23 de julio de
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En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: “Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.'"

Palabra de Dios





Reflexión: Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Rio Cuarto

 

 




Amigos en este sábado el evangelio nos presenta a través de esta parábola del reino de los cielos, de esa semilla que pone el sembrador, pero que viene el enemigo y le siembra la cizaña, le siembra los yuyos, le siembra aquello que no es bueno, entonces la impaciencia del discípulo que quiere enseguida arrancar, separar lo bueno de lo malo, y entonces así establecer la justicia pronto. Pero el sembrador dice: No, no esperemos un momento, esperemos que llegue a la madurez todo y entonces cuando venga realmente quien tiene que separar lo bueno de lo malo, lleve lo malo al fuego y rescate lo bueno.

Pues bien, esto me parece que a todos nosotros, es que a veces vemos que hay mal en el mundo, que lo hay de hecho no cierto, que hay dificultades, que hay personas que no hacen el bien, entonces quisiéramos tener esta tentación enseguida de cortar cabeza, como podríamos decir así no?.

En cambio el Señor nos pide paciencia, él es el juez y él será quien separara entre lo bueno y lo malo, a nosotros nos toca sembrar el evangelio, a nosotros nos toca amar, a nosotros nos toca extender la mano, él será el que juzgará, porque solo él es quien conoce el corazón de cada persona y también eso será el final, porque también siempre las personas pueden cambiar y también nosotros, si nos creemos que estamos en el buen camino, podemos también torcernos.

Por eso tenemos que perseverar siempre de la mano de Jesús, con la paciencia y dejando el juicio en sus manos. Pidiendo a él la gracia cada día de ser justos en nuestra vida, de no equivocar el camino, de tender siempre la mano para aquellos que se han desviado, puedan volver al camino de la salvación.

Pero nunca creernos los jueces o quienes tenemos derechos de terminar que es lo que hay que arrancar y que es lo que hay que dejar, eso es de Dios. A él le pertenece y será al final de los tiempos o al final de la vida de cada uno, cuando tengamos ese juicio delante de Dios. Nosotros sigamos sembrando, sigamos tendiendo la mano, sigamos implorando al Señor su gracia, para agradarle con nuestra vida y así también a atraer a otros hacia Cristo.


 


 

 

Oleada Joven