Evangelio segun San Juan 11, 19-27

miércoles, 28 de julio de




En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."

Palabra de Dios





Reflexión: Monseñor Estanislao | Obispo emérito de la Diócesis de Paraná

 

Estamos en la fiesta de Santa Marta, y dice la Escritura que Marta refiriéndose a Jesús le decía “Señor, si hubieses estado aquí mi hermano no habría muerto, pero yo sé, que aún ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”. La fe de Marta es total, no tiene fisuras, “yo sé, que aún ahora” dice Marta, sabe ella que aunque haya muerto su hermano Lázaro, Jesús puede darle la vida, porque Dios Padre escucha siempre a su Hijo Jesús. Esta es la fe, el Señor Jesús puede hacer y ha de hacer todo lo que está dentro de su proyecto de redención.

Esto vale hoy, y vale para cada uno de nosotros, hoy debemos pedir a Cristo como hermanos confiados todo lo que necesitamos para nuestro camino, junto con Él hacia nuestro Padre. Él nos dirá todo lo que debemos hacer, nos explicará las Escrituras, como lo hizo con los peregrinos de Emaús. Aunque nuestro hermano haya muerto, aunque lo que nos rodea nos impulse al desconsuelo y a la desesperanza; debemos pedir, debemos rezar, orar como hijos necesitados, orar como oraba Jesús en el Getsemaní. Debemos orar siempre con la conciencia cierta de que solos no podemos nada, como si ya nuestro hermano Lázaro hubiera muerto y nosotros no podamos darle la vida, pero debemos orar con la conciencia cierta, más todavía de que Dios por su Hijo Jesucristo, puede y quiere darnos lo que necesitamos, todo lo que realmente necesitamos para estar cerca suyo y para cumplir su voluntad.

Le debemos pedir todo lo que necesitemos en nuestra propia condición como jóvenes: para que crezcamos en edad, sabiduría y gracia; como familia, para que crezcamos en la comunión profunda y agradecida de la santidad del hogar, que debe ser en una relación espléndida de los esposos, de los padres e hijos, de los hermanos entre sí. Tenemos que pedirle lo que necesitamos como nación, con la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común, con el vínculo de la fraternidad y de la paz.

El Señor, que respondiendo al pedido de Marta y María, dijo a su hermano “Lázaro, ven afuera”, dirá hoy a cada uno de nosotros, cuando oremos con fe firme y con humildad, “ven afuera”, para que caminemos conforme a la voluntad de nuestro Padre, una voluntad que es de gracia y santidad para todos nosotros.

Que así sea

 

Oleada Joven