Evangelio segun San Mateo 17, 1-9

miércoles, 4 de agosto de
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En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo." Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: "Levantaos, no temáis." Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos."

Palabra de Dios





 

Reflexión: Monseñor Marcelino Palentini | Obispo de la Diócesis de Jujuy

 

Queridos jóvenes, hoy celebramos la Fiesta de la Transfiguración del Señor y también es la Fiesta Patronal de la Diosésis de Jujuy, nuestro patróno es el Santísimo Salvador en esta Fiesta de la Transfiguración, por lo tanto quiero compartir con todos ustedes esta fiesta.

¿Qué nos dice el Evangelio y qué mensaje tiene para nosotros? En primer lugar, el Evangelio nos presenta a Jesús que sube a la montaña junto con Pedro, Juan y Santiago, y subieron para orar. La montaña siempre es un lugar de encuentro especial con Dios, muchas veces Jesús se retiraba a la montaña para rezar -esta vez también- pero con algo extraordinario hoy: el se transfigura, o sea, su rostro se hace resplandeciente como el sol, las vestiduras blancas y empieza un diálogo profundo e importante con Moisés y Elías. Moisés y Elías son los representantes del Antiguo Testamento, el uno el que liberó al pueblo de Israel de la esclavitud y el otro el gran profeta que guió a ese pueblo desde el camino de Dios; y se escucha una voz en ese diálogo en el cual hablan de su futura acción, muerte y resurreción -la Palabra del Padre- "Éste es mi hijo, el elegido, escuchénlo"; y cuando se escucha esta voz, Jesús queda solo. Los discípulos quedan asombrados por todo esto y, Pedro interpretando la alegría de ellos al verlo a Jesús transfigurado y  le dice: "Jesús quedémonos acá".

¡Qué lindo quedarnos en esta contemplación! pero Jesús les dice: "Tenemos que bajar", bajar a la realidad implica también ese subir a otra montaña (es la montaña del calvario); del Monte Tabor de la transfiguración al Monte Calvario de la pasión y muerte. Esto es importante pensarlo para nuestra vida, cuántas veces pensamos que nos quedamos solamente en el momento de gloria y de triunfo, y en nuestra vida también hay momentos de dolor; y cuántas veces tambien, pensamos que estamos sumergidos solamente en momentos de dolor cuando tenemos tantas otras oportunidades para vivir la alegría, la presencia de Jesús en nosotros, de escuchar esa voz del Padre que nos vuelve a repetir en el momento de dolor o en el momento también de triunfo: "Este es mi hijo; escuchénlo, Él les ayuda a dar sentido a su vida".

Señor, ayúdanos a escuchar esta voz del padre. Señor ayudanos a escuchar la voz que nos habla de esperanza, nos habla de amor, nos habla de compromiso; que no nos encandilemos con los momentos de triunfo sino sepamos compartir el triunfo con la cruz y podamos saber -y lo aprendamos cada día mejor- que solamente siguiendo tú Palabra de Vida podremos encontrar el pleno sentido de nuestra existencia. ¡Te damos gracias Padre porque en el bautismo -además de habernos hecho hijos tuyos- nos has iluminado con la luz de Jesús, tú hijo!.
Concédenos a todos los bautizados que escuchemos y sigamos siempre con alegría a Jesús; el Maestro, el Señor, el Salvador.

¡Hasta la próxima semana si Dios quiere!

 

Oleada Joven