Evangelio segun San Lucas 4, 31-37

martes, 31 de agosto de




En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaúm, ciudad de la Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús le intimó: "¡Cierra la boca y sal!" El demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, pero salió sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: "¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen". Noticias de él iban llegando a todos los lugares de la comarca.

Palabra de Dios


Reflexión: Monseñor Fernando Maletti | Obispo de Bariloche




Estamos terminando este mes de agosto y la palabra de Dios de este día que coincide también con la fiesta de San Ramón Nonato y por lo tanto nos evoca los milagros que Dios obra en bien de sus fieles.

El evangelio de San Lucas,  nos refiere a la curación de un endemoniado, nos dice el evangelio que:” Había un hombre en la sinagoga que esta poseído por el espíritu impuro y entonces lo recrimina a Jesús, el mal que tiene adentro.” Como a veces, tantas veces es la voz de la conciencia, nos hace como apartarnos del bien que se nos enseña desde la fe y desde la iglesia.

Y entonces Jesús que increpa a este endemoniado y con firmeza hace salir el mal de este hombre y llama la atención, como a partir de este gesto, que expresa una firme personalidad de parte del Señor. Todos miran la autoridad que deviene de Dios a Jesús y se admiran y por lo tanto su fama se extendía por toda la región de que él enseñará, hablará, actuará con tanta autoridad y esa autoridad viene realmente de Dios.

Que también nosotros como cristianos, discípulos misioneros por el bautismo, somos sacerdotes, profetas y reyes, podamos también tener la firmeza de la convicción de nuestra fe, para erradicar el mal de nosotros mismos y también de otros, mediante sobre todo como nos enseñan los obispos de aparecida, el testimonio y la irradiación.

Una forma de vida que provoque en muchos, ese famoso “Miren como se aman” lo cual entonces va a desterrar progresivamente y a veces también súbitamente el mal que queremos que se acabe.

Que el Señor los bendiga, los acompañe a todos ustedes y les la gracia que más necesiten.

 

 

Oleada Joven