Evangelio segun San Lucas 5, 33-38

viernes, 3 de septiembre de

En aquel tiempo dijeron a Jesús los fariseos y los letrados: "Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber". Jesús les contestó: "¿Queréis que ayunen los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que se lo lleven, y entonces ayunarán".Y añadió esta comparación: "Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo, porque se estropea el nuevo, y la pieza no le pega al viejo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres, se derrama, y los odres se estropean. A vino nuevo, odres nuevos. Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: Está bueno el añejo".

Palabra de Dios





 Reflexión: Monseñor Marcelino Palentini  | Obispo de la Diócesis de Jujuy

 

 

Queridos jóvenes: el Evangelio de hoy nos presenta una discusión entre Jesús, los escribas y los fariseos; éstos le cuestionan por qué los discípulos de Juan ayunan y los discípulos de Jesús no ayunan, y Jesús les da una respuesta muy sencilla: "Si estamos de fiesta no ayunamos; los amigos del esposo -el texto que Él dice- mientras el esposo esté con ellos no pueden estar ayunando porque están de fiesta". ¿Qué significa éste párrafo del Evangelio? En primer lugar, que todo lo que es antiguo no es porque es antiguo que tenemos que descartarlo, osea hay estructuras obsoletas que pueden ser muy recientes y las tenemos que descartar pero hay otras que son antiguas y siguen siendo valiosas: el ayuno sigue teniendo valor, la renuncia, el esfuerzo, la superación, el dominio de si mismo sigue teniendo valor. Lo que sí Jesús nos dice que Él es la novedad y Él nos muestra la novedad del Reino de Dios.

Tenemos que recordar el pasado, tenemos que valorar todo lo que se nos transmitió antiguamente en la tradición, en la educación; pero lo importante es aceptar a éste Cristo que renueva todas las cosas. A veces podemos estar anclados a tradiciones antiguas con el "siempre se hizo así", "dijeron que" y entonces nos anclamos en actitudes que no son constructivas ni ayudan a crecer y a madurar la persona. Mientras que el que recibe a Cristo, como Él mismo usa la imagen "a vino nuevo, odres nuevos", el que recibe el mensaje de Cristo que siempre es nuevo y que renueva el corazón tiene que tener también corazones dispuestos a recibir este mensaje.

Por eso, no podemos pretender participar del Reino de Dios quedándonos simplemente con nuestra vieja práctica y viejos criterios; si intentamos vivir nuevamente -osea con una renovación personal constante- entonces no tenemos que ver qué es lo que dejamos sino más bien ver lo que recibimos en este encuentro con Jesús y allí está la alegría de la novedad de vida, de una vida de fiesta porque Jesús es el amigo que está con nosotros, que renueva todas nuestra existencia y que nos ayuda realmente a caminar con la paz en el corazón, una paz que desborda toda previción humana, una paz y un regalo que Él nos da que nos hace felices, no solamente a nosotros, sino que es contagioso para todos los demás; el que quiere recibir a Jesús, el que recibe en su corazón el mensaje de salvación es alguien que tiene la capacidad de renovarse y renovar el mundo entero.

Concluimos entonces, pidiéndole al Señor que purifique nuestros corazones para que podamos aceptar el mensaje del reino, aceptar a Jesús -el Maestro- que nos enseña el camino de la verdad. Le pedimos a Jesús que nos ayude no a mirar hacia atrás, copiando moldes antiguos sino mirar hacia adelante con el entusiasmo de construir una sociedad cada vez mejor, una sociedad nueva donde Él es la fuerza de esta renovación porque Él es la presencia del reino en nuestra sociedad y en nosotros.

Que el Señor nos bendiga y nos de todo el entusiasmo para seguir a éste amigo que nos hace vivir la alegría de la fiesta todos los días.
¡Será hasta la próxima semana si Dios quiere!.

 

Oleada Joven