Evangelio segun San Lucas 9, 51-56

lunes, 27 de septiembre de
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Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?" El se volvió y les regañó, y dijo: "No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos". Y se marcharon a otra aldea.

Palabra de Dios


 

Monseñor Fernando Maletti | Obispo de la Diócesis de Bariloche

 

Queridos muchachos y chicas hay que volver a recordarlo: “El hijo del hombre vino para salvarnos”, a veces estamos muy como enquistados en nuestro problema, dando vueltas sobre nosotros mismos, como el perro se quiere morder la cola y nunca llega y entonces vivimos tristes, como frustrados, desanimados, como que todo el mundo nos patea, que nadie nos quiere.

Que hermoso encontrar en el amor de Jesús, que vino para salvarnos la fe. La fe vivida y practicada.

Es tan diferente un joven que vive la fe, que un joven que no la vive, o habiéndola vivido la perdió, por eso la fe querido muchachos y chicas, tiene que ser una tarea de cada día y también de momentos especiales en la vida. Porque es una realidad dinámica la fe, no es algo que yo tengo y ya esta, lo poseo y ya es mía. La fe se pierde o se gana, aumenta o disminuye según como uno la trate.

Preguntémonos ¿qué significa haber sido bautizados? Preguntémonos  si pensamos y si vivimos de acuerdo a nuestra fe.

Yo quisiera que los jóvenes nos enseñen a los adultos que la fe es alguien, es el encuentro con Cristo y por lo tanto a la fe, hay que conocerla, hay que proclamarla y propagarla y hay que vivirla. Y para esto, lo propio de los seres humanos que se doblegan ante un Dios que por el amor, nos gana la pulseada, que estemos cada día convirtiéndonos, es decir comprometiéndonos con vivir la vida de Dios, vivir la familia que es la iglesia y vivir la solidaridad amorosa con los hermanos que es la fraternidad.

Que el Señor los bendiga a todos!

 

Oleada Joven