Evangelio segun san Lucas 13, 10-17

domingo, 24 de octubre de

 

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: "Seis días tenéis para trabajar: venid esos días a que os curen, y no los sábados". Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: "Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro, y lo llevaba a abrevar, aunque sea sábado? Y a está, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?". A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía

Palabra de Dios


Monseñor Carlos Ñañez  Obispo de la Arquidiócesis de Córdoba

 

El Evangelio que la Iglesia nos propone en el día de hoy nos muestra una escena bastante común y familiar, Jesús enseñando en la sinagoga en día de sábado. Y se encuentra con una mujer encorvada, se trata de una enfermedad, pero también, más adelante en el relato, hay como una interpretación religiosa de esa enfermedad, porque Jesús dice “a esta mujer Satanás la tenía atada”; y precisamente porque está encorvada, está prácticamente obligada a mirar permanentemente el suelo y entonces su horizonte es más que reducido.
 
El Señor Jesús se compadece de esta mujer y la cura, amplía el horizonte, le hace levantar la mirada porque puede enderezarse, y también ahí podemos ver como un símbolo de la acción de Jesús, el Señor a esta mujer le está devolviendo su dignidad. El Evangelio nos dice que cuando quedó curada glorificaba a Dios, es decir, Jesús le abre caminos y sobre todo el corazón a la esperanza.
 
Y así nomás se hacen sentir las objeciones del jefe de la sinagoga, “¿por qué viene a hacerse curar en sábado?”, también hay una alusión que esa observancia literal de la ley pesa y doblega las espaldas. La respuesta que Jesús da vale la pena meditarla con serenidad, con ponderación. El Señor señala que la observancia de la ley es importante, pero la ley tiene una letra, y sobre todo tiene un espíritu, y ese espíritu es el que está invitando a hacer el bien, a dar dignidad. Por eso Jesús obra con libertad, realiza plenamente el espíritu porque Él hace el bien, devuelve la dignidad, dice, después de haber curado a esta mujer, “esta hija de Abraham”, le ha devuelto la dignidad, es miembro con todo derecho del pueblo de Dios, y el Señor la ha beneficiado con su acción bondadosa y efectiva.
 
Me parece que este Señor que trata así a esta mujer, también a nosotros permanentemente nos atiende y promueve nuestra dignidad, nos dignifica. Cuando nosotros nos encontramos con Él, le abrimos el corazón, nos dejamos curar por Él, Él nos dignifica. Es una oportunidad para reconocer esta obra del Señor y para agradecérsela de corazón.
 
Pero también nos está señalando un camino, también nosotros con nuestros hermanos tenemos que procurar brindar esta atención, tener esta delicadeza en lo cotidiano, en lo ordinario, sobre todo a través de esa atención y esa delicadeza dar dignidad. Este es uno de los modos como nosotros podemos testimoniar el Evangelio y podemos anunciar la Palabra de Jesús en el día de hoy; tener el cuidado de dignificar siempre, que en los encuentros que tengamos con las personas podamos reconocer, brindar, promover la dignidad de nuestros hermanos.
 
Lo deseo de todo corazón para todos nosotros; y los acompaño con mi bendición.
 
 

 

Oleada Joven