En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor ábrenos" y él os replicará: "No sé quiénes sois" Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados". Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos".
Palabra de Dios
Monseñor Santiago Olivera | Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje
Vamos a pedirle a Jesús realmente que nos ayude justamente a pasar por la puerta estrecha, para saber que la parábola de la puerta se abre para uno y se cierra para otros, pero es una invitación a la conversión, porque entrar por la puerta estrecha es ajustarme a la exigencia de la vida. Los Jóvenes creen que todo es vida, que no hay limite, que seguirá siempre… A veces los golpes de la vida, la muerte de algunos jóvenes, las dificultades, nos ubican en esta realidad. Pidamos al Señor la gracia de estar preparados para entrar siempre a la fiesta de la Vida