Evangelio segun San Lucas 14, 25-33

miércoles, 3 de noviembre de
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En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: "Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.

Palabra de Dios


Monseñor Santiago Olivera  Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje



 

En este miércoles que tenemos la posibilidad de reflexionar el evangelio de Lucas 14 versículo 25 al 33, cuando el Señor invita al amor a El, con toda nuestra fuerza más que al Amor de las propias familias o de la propia realidad. También celebramos en este miércoles uno de los Santos muy significativos para nuestra tierra de América Latina, como es San Martín de Porres.

 

La santidad una vez mas nos descubre que un hombre santo transciende tiempo y fronteras. Este es un amigo nuestro, como bien decía e Papa Juan XXIII "Martín de la caridad" nos invita a vivir la santidad como respuesta bautismal, haciendo con todo nuestro esfuerzo, lo que Dios quiere para cada uno; hacer lo que Dios le agrada. La santidad es hacer lo que Dios desea, sobre cada uno de nosotros y así sin dudas, tendremos una vida feliz.

 

En el Evangelio Jesús es claro;  siempre es claro y no anda con vueltas, nos cuenta de las exigencia que supone seguirlo. Hay que estar dispuesto a hacer realidad, lo que los Israelita decían y conocían muy bien, "Amaras al Señor tu Dios con toda tu fuerza con todo tu corazón, con toda tu alma"  Desde Jesús sabemos que el Amor a Dios, sobre todo, supone estar dispuesto a amar a Jesús, a El que es el Dios con nosotros, mas que nuestra propia familia, mas que nuestra propia vida.

 

 

 

Nos podríamos preguntarnos todos, si la desiciones en nuestra vida, van por este camino; si queremos seguir a Jesús en nuestro corazón iluminados por la fe.  tenemos que descubrir si estamos verdaderamente dispuesto, a no intemporner nada ante el seguimiento de Jesús. Para Jesús es claro: ser discípulo es estar dispuesto a renunciar a todo lo que se posee.

 

Yo siempre digo… entender realmente, que poseyendo al Señor, no necesitamos más nada. Lo que Teresa de Jesús decía en esa profunda oración, “Solo Dios Basta”.  En definitiva la vida gozosa que el Señor nos promete, parte de esa renuncia, porque todo se puede ganar, cuando uno esta dispuesto dejar el todo con minúscula, dejarlo todo con prontitud porque es el unico Señor es lo que le da sentido a nuestra vida. En definitiva Jesús nos invita a ser libres. Cuando nos apegamos a las cosas, a los bienes, a los propios criterio, a la propia realidad, es que no somos libres. Jesús nos invita a ser libres.

 

Pidámosle al Señor como San Martín de Porres, como todos los santos, que hemos celebrado hace poquitos días el día de todos los santos, nos ayude a desear y buscar siempre la voluntad de Dios.


 

 

Oleada Joven