Evangelio segun San Lucas 21, 12-19

martes, 23 de noviembre de
image_pdfimage_print

Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.

Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.

Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

Palabra de Dios



Monseñor Santiago Olivera  Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje
 

 
Celebramos en este miércoles también una nueva memoria de sacerdotes y compañeros; muchos laicos, obispos, religiosos. Entre ellos, de los laicos: padres de familia, campesinos, cat equistas, 117 mártires de Vietnam que han entregado su vida. Qué rico que en la Iglesia podamos tener también estas figuras de Andrés y sus compañeros para descubrir concretamente con esta Palabra del Evangelio que hoy tenemos para meditar, que ellos -como todo santo- han encarnado la Palabra, han encarnado el Evangelio. Esta es la clave: nuestro llamado a la santidad justamente es poner en nuestra vida todo el Evangelio.   Y estos hombres han encarnado la Palabra que hoy la Iglesia nos propone para meditar porque alerta Jesús que "tengan bien presente que no deberán presentar su defensa porque Él estará con ustedes, que se han entregado hasta por sus propios padres, parientes y amigos, que a muchos de ustedes los matarán, que serán odiados a causa de mi nombre".

 

Es impresionante la providencia de este texto con esta fiesta de estos santos mártires: muchos serán entregados, muchos serán asesinados, serán odiados a causa de Jesús. Él mismo lo ha dicho, nos van a odiar por lo que antes lo odiaban a Él; y esto es una verdad porque sin duda Jesús es la Verdad. Jesucristo amó hasta el fin; estos mártires amaron hasta el fin.

 


También, muchos de nosotros frente a la cultura de hoy podemos experimentar o podemos sentir la experiencia de la persecución, podemos sentir  dolor o traición porque algunos, aún amigos, no nos entienden o no nos aceptan o no comprenden justamente una vida que se ajuste a la fe. Es muy difícil hoy para un joven, para nosotros, para todos, encarnar el Evangelio; en todo tiempo, pero hoy también particularmente cuando una cultura se está como alejando de Dios. Uno de esos mártires decía: "No estoy solo, Cristo está conmigo", esta es la hondura que tenemos que tener desde una mirada de fe, porque siempre, siempre está Jesús con nosotros. Esto es frente a la defensa de la vida, frente a una vida que intenta amar a Dios en primer lugar, que intenta vivir el amor con los otros y hacia los otros, amores castos y puros, una vida que quiere vivir en la Verdad para no dejarnos contagiar por el deseo del tener o de aparentar. Cada uno de nosotros, cada cristiano, cada joven, estamos llamados a entregar la vida y los mártires nos estimulan a ello porque podemos ofrecer toda dificultad o toda adversidad en el camino de la fidelidad.

 


Quizá quiera Dios que ninguno de nosotros tenga que derramar la sangre, si es el camino de Dios tendremos que hacerlo con su Gracia pero podemos ir entregando nuestra vida cada día con la certeza que Jesús camina a nuestro lado, con la seguridad y la confianza que todo está bajo la mirada providente y misericordiosa del Padre y "ni siquiera un cabello se le caerá de la cabeza", termina el texto del Evangelio de hoy.

 


Pidamos al Señor entonces que con constancia y fidelidad, porque sabemos que Él está a nuestro lado, podamos verdaderamente hacer siempre nuestra vida una ofrenda, una ofrenda total de toda nuestra vida.

 

 

Oleada Joven