Evangelio segun San Lucas 21, 29-33

jueves, 25 de noviembre de
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En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán".

 

Palabra de Dios


 

Monseñor Marcelino Palentini   Obispo de la Diócesis de Jujuy

Queridos jóvenes, querida audiencia en este día 26 de noviembre el Evangelio nos presenta un hecho de reflexión que tiene mucho que ver con el fin del mundo o con el fin de la historia, pero sobre todo con nuestra historia que en algún momento seguramente tiene su fin aquí en la tierra, pero es un fin de lo que nosotros llamamos "la parusía" de lo que lo llamamos y lo vemos como el momento del encuentro con la realidad más profunda. O sea, como le diría Jesús en el Evangelio "Saber descubrir los signos de los tiempos que nos hacen ver dónde y cómo vivimos la realidad profunda de la vida humana".

 

El párrafo de Lucas 21, 29-33 dice: "Cuando vean que sucedan todas estas cosas, sepan que que el reino de Dios esta cerca porque les aseguro que no pasará de esta generación para que se cumpla todo lo que yo les he enseñado. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán". Jesús nos dice que sus palabras no pasarán, nos invita a que estemos atentos; atentos a todo lo que sucede a nuestro alrededor, atentos a los signos de los tiempos -una expresión muy interesante que nos hace descubrir signos de la acción de Dios en las cosas simples- así como descubrimos de las plantas cuando llega la primavera, así saber descubrir de los signos que Dios pone a nuestro alcance, dónde y cuándo empieza verdaderamente el sentido profundo de la historia y de nuestra historia personal y comunitaria.

 

Es importante saber descubrir estos signos y pensar que la venida de Jesús tiene como finalidad específica la liberación de toda la creación. Esta es la la esencia de la esperanza escatológica de la primitiva comunidad y es también nuestra esperanza, el hombre no es alguien acabado, se sigue proyectando y realizando en cada momento. El hombre no es alguien que se mira a sí mismo sino mira hacia afuera para descubrir los signos de Dios en su vida y en la historia. El hombre no es el único protagonista, es simplemente el colaborador de Dios para realizar los grandes proyectos que Dios tiene pensado. El hombre no vive para sí, vive para Dios, proyectándose hacia el futuro, un futuro que no tiene límites, que no tiene fin, pero solamente descubriendo los signos del amor de Dios, el hombre puede dar una respuesta realmente eficaz, realmente plena a lo que Dios le pide para entregar su vida con sentido y con valor.

 


Señor ayudanos a dar sentido a nuestra vida, a mirar más allá del momento presente que nos atrapa, ayudanos a descubrir tus signos de amor, ayudanos a ser colaboradores tuyos para la liberación de toda la humanidad y de toda la creación, ayudanos para que junto contigo podamos anunciar al mundo que hay esperanza, que hay vida y que hay vida en plenitud.
¡Hasta la próxima si Dios quiere!

 

Oleada Joven