Evangelio segun San Mateo 8, 5-11

viernes, 26 de noviembre de
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En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos."



Palabra de Dios

 


 

Monseñor Carlos Ñañez  Obispo de la Arquidiócesis de Córdoba

 

Un saludo cordial a todos los oyentes de Radio María Argentina, y muy especialmente a todos los jóvenes.

 

Acabamos de comenzar el tiempo de Adviento, que es un tiempo de preparación para la próxima Navidad; tiempo de espera, más aún, un tiempo de esperanza, porque no es sólo aguardar a que los días pasen hasta que llegue una determinada fecha, el 24 a la noche, el 25 de diciembre, sino que es la apertura serena, gozosa y confiada a una presencia y a una intervención de Dios. Por eso decimos no sólo de espera, sino de esperanza, porque la esperanza nos abre el corazón a esa presencia benéfica, cariñosa de Dios.

 

Y el Evangelio que la Iglesia nos propone hoy es una invitación a la confianza. Algunos detalles, se trata de ese centurión romano que va a pedirle a Jesús por la salud de su servidor, en primer lugar es bueno tener en cuenta que el centurión era como el representante de una potencia ocupante y además era pagano. En la carta a los romanos, el apóstol Pablo hace una descripción un poco sombría de los paganos y de sus actitudes, entre otras cosas, señala que no tienen sentimientos de piedad. En cambio este pagano, este romano sí aparece con sentimientos de piedad, se preocupa por la salud de su servidor, dice por ahí también el Evangelio que lo apreciaba mucho, y va al encuentro de Jesús y le pide por ese servidor que lo sane.

 

La humildad y la confianza van juntas en este caso, las palabras y las actitudes del centurión la ponen de relieve cuando el Señor se dispone a ir a la casa para curarlo. El centurión dice: “No, no es necesario, no soy digno de que entres en mi casa”, su humildad, pero al mismo tiempo su confianza, “Basta que digas una palabra, y entonces mi servidor se sanará”. Y lo compara con su situación como militar y como señor de servidores, “yo digo una cosa y se cumple, yo doy una orden y se ejecuta. Entonces Señor si Tú lo dispones eso se cumplirá”. Y la admiración de Jesús, porque queda conmovido ante esa expresión de confianza, ante esa expresión de fe y la alaba, y lo pone como un hecho emblemático. Vendrán muchos de todas partes a beneficiarse de las riquezas que trae Jesús para la humanidad, basta que tengan la confianza que ha demostrado este centurión romano.

 

La enseñanza de esta escena ha impactado fuerte en la conciencia de la Iglesia, pensemos que domingo a domingo y aún día a día la repetimos en la liturgia, antes de acercarnos a la comunión la Iglesia pone en nuestros labios prácticamente las actitudes del centurión romano “no soy digno de que entres en mi casa, pero di solamente una palabra y mi alma se salvará”. Entonces es señal de que la Iglesia nos está invitando a estas actitudes de humildad y de confianza, por supuesto ante ese momento sublime que es la Comunión, pero también, frente a otras experiencias de encuentro con el Señor, lo podemos percibir en su Palabra, en su Evangelio, en nuestros hermanos, en los acontecimientos que nos tocan vivir, también ahí tenemos que tener esa confianza humilde y serena que tuvo el centurión y entonces ejercitarnos de esa manera en una espera atenta, esperanzada, durante este tiempo de Adviento para disponernos convenientemente a la Navidad.

 

Ojalá vivamos así estos días y llenos de humilde confianza para que nuestra celebración navideña tenga mucho de la alegría del encuentro con Alguien, que es capaz de regalarnos la vida en abundancia.

 

Se los deseo y me lo deseo de todo corazón. Con mi bendición. 

 

Oleada Joven