Evangelio segun San Juan 1, 1-5. 9-14

viernes, 31 de diciembre de
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Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no lo recibieron.

La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los uyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.

Palabra de Dios


 

Monseñor Mario Maulión Obispo de la Arquidiócesis de Paraná

 El Evangelio nos habla, el prólogo del Evangelio de San Juan que nos puede resultar a veces un poco abstracto o lejano, sobre todo teniendo en cuenta lo que pueden ser los demás textos en este tiempo de la Navidad, que eran muy concretos de cómo había nacido Jesús,  lo que había pasado en todo ese período desde la anunciación hasta el Niño ya adolescente.

El Evangelio de hoy nos habla de una experiencia propia del apóstol que lo redacto. La experiencia de Jesús que nos dice con sus palabras “lo que hemos visto y oído, lo que hemos tocado”. Es decir, nos habla de esa experiencia que el apóstol, el evangelista tuvo de Jesús en esos años en que estuvo con Él. Una experiencia muy personal de quién fue Jesús, cómo era, cómo vivía, y cómo transmitía y cómo iba desarrollando su actividad.
Pero al mismo tiempo, de ése Jesús el evangelista reconoce la existencia anterior desde toda la eternidad, es decir lo eterno de Jesús. Y Jesús es el que avanza, así aparece en el Evangelio de hoy, es la Palabra que se engendra, es igual que Dios. Jesús es la Palabra por la que cuál todo se fue hecho, todo se ha venido haciendo, en Él esa Palabra Jesús es la Vida. Una Vida que es luz, no es simplemente la vida nuestra, humana, la vida natural, es la Vida sobre todo que viene de Dios. Por eso en Jesús, brilla como luz, como vida, como Palabra, brilla en medio de la tiniebla es decir, en medio de nuestra existencia oscura, con una vivencia que hace que los hombres no lleguemos a percibir claramente esa Palabra, esa Vida, a ese Jesús.
Jesús es el que viene al mundo nos dice Juan y por eso por el mundo es que Jesús ha venido para salvarlo y a los que llegan a creer les da el poder de ser hijos de Dios. Lo más fuerte que nos trae Jesús que es el perdón y es el amor de Dios, es sobre todo la Vida porque nos hace hijos de Dios. Nuestra vida humana es maravillosa, es también limitada, también termina. La vida que recibimos de nuestros padres un día terminará pero por Jesús tenemos una Vida que no va a terminar nunca, es la que Juan nos lo dice “engendrados por Dios” desde el Bautismo. Desde el Bautismo tenemos una vida que irá más allá de nuestra muerte irá para siempre. ¿Por qué? Porque Él puso su morada entre nosotros, Dios está con nosotros y Jesús es el que siendo “el Dios con nosotros” es el que nos da la Vida.
Esta es la profunda alegría de la fe cristiana, del Señor que viene, que nos da la Vida y que nos va a hacer vivir para siempre.
Que esto sea realmente un motivo para tener esa alegría y para desearnos realmente que tengamos un feliz Domingo. 

 

Oleada Joven