Unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban en el lugar donde el Señor había multiplicado los panes, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo llegaste?”.
Jesús les respondió: “Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello”.
Ellos le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”. Jesús les respondió: “La obra de Dios es que ustedes crean en Aquél que él ha enviado”.
En el evangelio vemos cómo la gente busca a Jesús. Pero Jesús les echa en cara la motivación de esa búsqueda. Es una búsqueda superficial. Les dice que lo buscan, no porque han visto signos, sino porque comieron pan hasta saciarse. En el fondo son interesados, y buscan llenarse bien la panza. Jesús les dio de comer. Para muchos la comida es lo más importante, todo pasa por ahí. Se quedan en el hecho material, pero no llegan al mensaje de Jesús. Y eso nos puede pasar a nosotros.
Jesús quiere que apuntemos más alto, quiere que elevemos la mira. No todo pasa por la comida. Si no nos transformamos en unos animalitos. Con sus milagros, quiere que captemos algo más. Por ejemplo al multiplicar los panes, no es solo para dar de comer, Jesús quiere que capten algo más. Quiere que descubran su persona, su misterio, y su misión. Que crean en el que Dios ha enviado. Que no se queden solo con la panza llena porque han comido bien, sino que lleguen a su persona, que lo conozcan y lo acepten en sus vidas.
Como Jesús, con paciencia, fue conduciendo a la gente a la fe en él, también nosotros deberíamos ayudar a nuestros hermanos, a llegar a captar cómo Cristo es la respuesta de Dios a nuestros deseos. El camino es gradual, por eso debemos tener paciencia en este camino de fe que juntos vamos haciendo. Necesita su tiempo, como necesita tiempo un arbolito para que crezca y de sus frutos.
Buscar a Jesús solo porque multiplica el pan es un poco flojo, pero es un punto de partida. También el hombre de hoy busca vida, verdad, felicidad, y seguridad. Como en el tiempo de Jesús, el hombre de hoy anda bastante desconcertado, buscando y no encontrando respuesta al sentido de su vida. El hombre de ayer y de hoy es el mismo buscador, siempre andamos buscando el sentido a nuestra vida. ¿Dónde lo buscamos? ¿Solo en lo material? ¿Lo material llena nuestra sed de absoluto, nos hace felices? Cuando descubramos que solo lo material no nos puede colmar nuestro deseo más profundo y hacernos felices, tal vez luego de golpearnos en la vida, comenzaremos a buscar a Dios. Y así a los golpes vamos aprendiendo.
Suele haber buena voluntad en muchas personas. Lo que necesitan es que alguien las ayude. Si nosotros los cristianos, con nuestras palabras y nuestras obras, las ayudamos y las evangelizamos, pueden llegar a entender que la respuesta se llama Jesús. Solo Jesús puede dar un sentido pleno a nuestra vida. Solo Jesús nos hará felices. Podemos tener todo materialmente, pero si no tenemos a Jesús seremos unos pobres infelices.
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