Emprender (con un guiño a San José)

viernes, 7 de junio de
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Todo comenzó en una mesa, mate de por medio. Nunca se imaginaron que esa charla se convertiría en un emprendimiento en donde lograrían combinar el trabajo y la vocación, con la evangelización.

Santiago Calarco es de Buenos Aires, estudió marketing y participa desde hace tiempo en FASTA. El grupo juvenil, la misión, el apostolado marcaron su vida. Sabe que es la experiencia de muchos por eso junto a su compañero Maximiliano decidieron crear un emprendimiento que ayude a reforzar la identidad de los grupos juveniles. Hoy nos acerca su testimonio.

 

Un día, en un mesa con mates de por medio, nos preguntamos con un amigo, cómo teníamos que hacer, para vivir nuestra misión de evangelizar, a través de nuestro estudio, de nuestra profesión. Los dos estudiamos marketing y estamos empezando a ser emprendedores. Hablábamos de que, si ésta es nuestra pasión, si ésto es lo que sabemos hacer, si ésto es lo que nos gusta hacer, es porque Dios lo puso es nuestros corazones, Dios nos dio estos talentos. Y si Dios nos dio estos talentos, es para que demos frutos, es para que hagamos como enseña la parábola de los talentos: si nos dio cinco, le devolvamos cinco más; si nos dio dos, le devolvamos dos más; y no que, si nos dio uno, lo enterremos y no devolvamos más que ése uno que nos dio, sin haber producido ningún fruto.

Y entonces, empezamos a pensar en las enseñanzas de la Iglesia, en todo lo que los Papas dijeron sobre estos temas, y empezamos a leer lo relacionado a lo nuestro, en la Doctrina Social de la Iglesia. Y ahí de a poco, es donde empezamos a entender la importancia social que ésto tenía, lo importante que era que los católicos que tenemos esta vocación nos esforcemos por vivirla cristianamente.

Leíamos, por ejemplo, en el compendio de la Doctrina Social, que “así como la familia es la célula viva del orden social, la empresa constituye la célula primaria del dinamismo económico”. Y, claro, viviendo cristianamente ésta vocación, se podría hacer mucho bien, sobre todo en un país en el que, algunos pocos, que sólo aman al dios dinero, hacen que tanta gente quede sin trabajo, incluso a veces sin poder cubrir ni siquiera sus necesidades básicas, lo cual es la raíz de muchos de los problemas sociales que tenemos.

Y las tardes con mates seguían, y seguíamos pensando, y nos preguntábamos qué era lo que sabíamos hacer, qué habíamos aprendido durante nuestras vidas, en qué podíamos ayudar a otros con lo que nosotros sabíamos hacer. Y empezamos a rezarle a San José, por ser el patrono del trabajo, sabíamos que él nos iba a iluminar. Y así, de un día para el otro, surgió este emprendimiento en el que intentamos todos los días dedicarnos a fabricar remeras, chombas, buzos, camperas, para las distintas parroquias y movimientos que tienen estas necesidades, como nos pasa a nosotros en FASTA, el movimiento de la Iglesia al que pertenecemos. Por todo esto, y para poner el proyecto en sus manos, llamamos a éste emprendimiento: José de Nazaret.

Teniendo a San José intercediendo por nosotros, no nos podemos equivocar. Con su intercesión, el Espíritu Santo va a guiar nuestros pasos día a día, nos va a dar fuerzas, y el resto será nuestro trabajo, para que cuando el Señor vuelva, como dice la parábola de los talentos, nos diga “servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor” (Mt 25-21)

 

 

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