Mi testimonio, ¿habla de Dios?

viernes, 23 de agosto de

Si hablamos de películas podría decir que soy un aficionado a la saga “Volver al futuro”. Será porque me entusiasma la idea de poder viajar en el tiempo y conocer la historia tal como fue y no cómo te la contaron. Tal es así que si tuviera un DeLorean sin dudas viajaría a la época de Jesús. Sería fantástico conocerlo personalmente, seguirlo como discípulo, caminar sus calles, presenciar sus milagros, ver su testimonio en primera persona, etc, etc…

En aquellos tiempos el “testimonio” era fundamental en el anuncio del Kerigma. Y no hablo solo de palabras lindas, de esas que a todos nos gusta escuchar, sino del anuncio con el ejemplo, con la propia vida. Los primeros cristianos se caracterizaban por el modo en que se amaban y esto llamaba la atención de los paganos. Yo me pregunto hoy, ¿en qué me diferencio de los que no creen?, mi testimonio de vida, ¿les llama la atención? ¿anuncio con el ejemplo?. El Evangelio de Marcos nos cuenta que la gente se “admiraba” de escuchar a Jesús, porque les hablaba como quien tiene autoridad (Cf. Mc.1,21-28) y esta autoridad de Jesús era justamente por su testimonio, por su coherencia de vida. Todo lo que él decía, lo hacía carne. ¿Cuántas veces soy incoherente? ¿digo una cosa y termino haciendo otra? y esto es justamente lo que desanima a muchos.

En estos días en especial donde celebramos el día del catequista, pidamos a Dios que realmente Jesús sea nuestro modelo a seguir, que nosotros podamos ser un reflejo de su vida. Que podamos con nuestros aciertos y errores ser testimonios para otros y que realmente nuestra vida sea un Eco del amor de Dios para que el mundo entero diga como en los primeros tiempos: “Miren como se aman, son cristianos”.

 

Prof. Claudio Acevedo

21/08/2019

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