Ensancha mi casa

miércoles, 28 de agosto de
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San Agustín tuvo la experiencia de buscar la felicidad por todos lados, y sus intentos fueron en vano y terminaron vaciándolo. Un día descubrió que él estaba habitado por Dios mismo y se sintió indigno.

 

Angosta es la casa de mi alma para que vengas a ella: sea ensanchada
por Ti. Ruinosa está: repárala. Hay en ella cosas que ofenden tus
ojos: lo confieso y lo sé; pero ¿quién la limpiará o a quién otro
clamaré fuera de Ti? Tú lo sabes, Señor. No quiero contender en
juicio contigo, que eres la verdad, y no quiero engañarme a mí mismo,
para que no se engañe a sí misma mi iniquidad.

 San Agustín