Aparta Dios de mis labios cualquier palabra vana,
quita de mi mente cualquier pensamiento negativo,
triste o falso, retira de mi corazón todo
sentimiento o deseo que no proceda del Espíritu Santo.
Que mi voz, mis pensamientos y deseos
estén en plena comunión con la misión que Dios
me encomienda en el planeta tierra.
San Benito que al mismo tiempo enseñaste
a trabajar con sus manos a los monjes entregados
a la contemplación, haz que mi trabajo se convierta en rezo.
¡Oh Dios!, bendice mis manos para que
se llenen de frutos abundantes.
Bendice las manos de las personas que trabajan,
sea cual sea su labor, para que lo realicen con entusiasmo,
aplicando la inteligencia y así el resultado de su esfuerzo
sea útil, práctico y vínculo de fraternidad entre las personas.
Aparta de mí cualquier tarea hecha con desgana,
con pereza, con malas intenciones.
Que todas mis acciones se conviertan
en canto de alabanza porque están bien hechas
y sean bendecidas por Dios Padre y Madre,
por Dios Hijo y por Dios Espíritu Santo.
Amén.
Gumersindo Meiriño Fernández