Martes 29 de Octubre del 2019 – Evangelio según San Lucas 13,18-21

lunes, 28 de octubre de
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Jesús dijo entonces: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?

Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas”.

Dijo también: “¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa”.

 

Palabra de Dios


Monseñor Ricardo Seirutti obispo auxiliar de Córdoba y Delegado del Episcopado para la Pastoral de Juventud

 

¡Buen día querida audiencia de Radio María! Este Martes 29 de Octubre la palabra de Dios nos llega a través del evangelio de Lucas.

Jesús que dice: “que el reino de Dios se parece” y en un segundo momento “¿con que podré comparar?”. Una comparación del reino de Dios, quiere decir que el reino de Dios es “mucho más, muchísimo más”.

Es el mismo Jesucristo, nosotros sabemos, este reinado de Dios en nuestro corazón, que también podemos verlo como cuidado. En el reino de Dios es el cuidado que Jesús tiene de cada uno de sus hermanos, de cada uno de nosotros ¿no?

En la primera “se parece”, en la primera comparación, lo hace con un grano de mostaza, dice que “un hombre lo sembró en su huerta. Creció y se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo, dice, se cobijaron en sus ramas. Llegó a ser tan grande que los pájaros hacían nido en él y se dejaban cuidar por éste arbusto grande”. Así es el reino de Dios y es mucho más que eso. Jesús reinando en nuestro corazón, pero crece, crece tanto que es un arbusto ¡grande grande grande!

Ahora la segunda comparación dice que “se parecen también a la levadura de una mujer que mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó la masa” ¿no?. Todos conocemos esto, una masa donde hay levadura, fermenta.

Me permito, yo también hacer una comparación entre las 2. Fíjense que en la primera este crecimiento ¡se ve!, “vamos viendo”: una e semilla que brota, después va siendo un arbustito, después un árbol grande, grande grande grande, lo vemos, vamos viendo ese crecimiento.

En cambio, en la segunda nosotros ponemos la levadura, y la mezclamos con la masa hecha, la cubrimos y después, cuando la destapamos “ya la vemos grande” ¿no?. No percibimos “tanto” ese crecimiento.

De estas 2 maneras será el crecimiento del reino de Dios en nuestro corazón. Hay determinadas cosas en la vida espiritual que podemos ir viéndolo crecer y hay veces que podemos no darnos cuenta, pero la realidad y lo verdadero es que “siempre crece”. Aún cuando nosotros pensamos y decimos: ”huy, el reino de Dios no crece, ni entre los demás, ni en mi corazón”.

Cuando miramos hoy nuestra sociedad, también, tenemos la tentación de decir: “el rey no no está creciendo”. Sin embargo el reino siempre crece, porque es el reinado de Dios en nosotros.

Creo que hoy sería una linda oportunidad de mirar primero el corazón: ¿cómo está ese crecimiento del reino de Dios?. Y para eso preguntarnos fuertemente ¿quién es el que reina en mi? ¿quien reina en mi corazón? ¿Es Jesús?
¿Es la cultura? ¿Es la la sociedad? ¿Que cosas reinan en mi? … ¿Es el dinero? ¿Son las cosa materiales? ¿Quién reina en mi? A veces hablo mucho de Jesús, pero sin embargo, no dejo crecer el reino en mi corazón ¿no?

¿Cuánto reina Jesús en mi corazón? ¿cuando reina Jesús en mi corazón? ¿Soy cada vez más discípulo suyo?

Posiblemente acá, en esta pregunta, sería bueno decirnos: ¿soy cada vez mejor discípulo suyo?

Lo importante es que crezca el discipulado. No podemos percibir “si soy mejor o peor”. Lo que sí es importante, es ¿soy cada vez más discípulo suyo?. Así crece el reino.

Y en un segundo momento preguntarnos: ¿Deseo sembrar el reino? Osea anunciar a los demás: que el reino de Dios está presente, que Jesús reina mi vida, que Jesús reina en nuestras vidas y que Él mismo es el que le da crecimiento.

Nos animemos a preguntarnos todas estas cosas ¿no?.  Aprovechar este día, que lindo que me detenga, me detengo un poquito a mirar cómo el reino está en mi vida, en la vida de los demás. ¿Cuándo lo anunció? ¿Cuántos deseos de anunciarlo tengo? Porque también el reino se mide, por el deseo, de que en “los otros” el reino de Dios, también esté presente.

Estamos en el Octubre misionero, qué bueno pensar que puedo anunciar el reino y que ese anunció en los demás irá creciendo, éste yo cerca o no. Porque Jesús, es quien verdaderamente produce el encuentro. Y Jesús es el reino.