Echar a andar el nuevo año con la gratitud del que se va

lunes, 1 de enero de
image_pdfimage_print

Hoy como cada 31 de diciembre fui a misa para despedir de una buena forma este 2017.

Un año que comenzó con muchos sueños e ilusiones, pero también con golpes inesperados,

abundantes lágrimas y frustración. Lo bueno de llegar a este momento es sacar cuentas alegres y

ver que esos momentos no perduraron en el tiempo, sino al contrario, me trajeron muchos

aprendizajes y me permitieron crecer y sanar unas cuántas heridas del corazón, de esas que son

más dolorosas que las reales.

No es mentira ese dicho “si me hubieran dicho… no lo hubiera creído”. En más de una ocasión de

mi vida lo he repetido, por la sencilla razón de que hay situaciones y momentos que son parte

de nuestra existencia y que llegaron de sorpresa, dándonos una nueva oportunidad.

Así fue este año, lleno de posibilidades para crecer, avanzar, madurar.

Perdón si soy majadero, pero vuelvo a pensar que a Dios no le gustan los planes tan armados.

A fines del año pasado yo tenía mi vida resuelta, casi como apretar un botón que me llevaba

directo a la felicidad. Un año después veo que esa realidad no es así. La felicidad llega en

el momento que tiene que ser, ¡y cuánto nos cuesta la espera!, lo digo por experiencia.

La felicidad se va gestando, por medio de momentos, experiencias y personas que la van

construyendo junto a nosotros, y porsupuesto no puedo dejar afuera de esto a Dios.

Ese Dios tan incomprensible a veces, pero que se hace tan concreto dándome siempre un motivo

para seguir remando, para seguir abriendo el corazón a lo que me vaya mostrando.

Ese Dios que no puedo negar, me ha movido la vida y pese a que no siempre lo entiendo, me la

sigue moviendo a cada paso.

No sé que pasará mañana, el próximo mes o en seis meses más, lo único que sé es que termino

este año con un corazón cargado de gratitud, porque nada es coincidencia para el creyente, todo

es Providencia. Si no lo entendiera así, creo que no tendría fe y todo lo que me ha tocado vivir

no sería más que trozos de una vida vacía.

Ayúdame Señor a seguir buscando tu voluntad, a seguir confiándome en tu gracia, esa que quiere

lo mejor para mi vida. A seguir agradeciendo cada paso que doy, descubriéndote detrás, siempre

atento, siempre generoso, siempre en espera de que te busque como la primera vez.

Feliz y bendecido 2018!

 

Javier Navarrete Aspée

Javier Andrés Navarrete Aspée