Quiero contarles sobre un apostolado muy significativo, las visitas en “Maranguita”. Maranguita es un correccional para menores de entre 13 y 20 años, que visitamos cada semana. Este lugar es impresionante, ya el hecho de tener que pasar por un detector de metales y varias rejas monitoreadas asusta un poco. Pero ese nerviosismo no se compara con la alegría de encontrar el Reino de Dios ahí dentro.
Los jueves son los días de visita, por lo que también entramos con las familias de algunos de los chicos y esto es aún más impactante. Les confieso que muchas veces me gustaría inocentemente que el Amor de Dios los toque como a San Pablo, cuando cayó sobre tierra. Porque ciertos encuentros me generan algo de ira e impotencia, especialmente cuando algunos nos cuentan sin ningún arrepentimiento y con orgullo sus “hazañas” en la calle.
Pero cuando veo la escena, en que un joven interno abraza a su madre como un niño, puedo renunciar más fácilmente a mis muchos prejuicios, para admirar el gesto de la madre, que a pesar de todo visita a su hijo porque lo ama, y para contemplar la expresión del hijo, que agacha la cabeza y recibe este amor porque lo necesita más que a nada.
“Estuve desnudo y me vistieron; enfermo y me visitaron; preso y vinieron a verme…” Mt 25, 36
Agustina D.
Punto Corazón, Lima – Perú.