Lunes 20 de Enero del 2020 – Evangelio según San Marcos 2,18-22

lunes, 20 de enero de
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Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?”.

Jesús les respondió: “¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!”.

 

Palabra de Dios


Padre Nicolás Retes sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

Nos encontramos frente a un tema muy interesante que es el del ayuno. Esta discusión que nos presenta hoy el evangelio del día, en el cual los discípulos de Jesús parecen no ayunar, es la discusión que se presenta allí en contraposición con los discípulos de Juan, que sí lo hacen. Y esta pregunta, una de las tantas ¿no?, que le acercan a Jesús, causa una nueva controversia.

Aquí es importante poder ubicarlo frente al misterio que están viviendo los discípulos de Jesús. Jesús está con ellos. El hijo de Dios, el Mesías, por lo tanto están alegres, están contentos, no es necesario realizar una de estas herramientas que sirven para acercarnos más a Dios. Por eso Jesús es bien claro: “ya más adelante van a ayunar”. De momento no es que el ayuno no sirva pero teniéndolo ahí al hijo de Dios, entre ellos, no es necesario tener este tipo de ayunos, ni de prácticas que sirven justamente para acercarse más a Dios: ¡lo tienen DELANTE de ellos!.

Es una invitación también para nosotros hoy,  a dejarnos interpelar, a dejarnos sorprender, esta actitud de asombro frente a Jesús que está en medio de nuestras vidas y que nos invita a seguirlo más de cerca. Las herramientas que tenemos son la oración, el ayuno, las limosnas, las obras de caridad. Hay un conjunto de actividades que nosotros podemos hacer los cristianos católicos que nos permiten avanzar en la vida de fe, pero no tenemos que olvidar que, el misterio central es el encuentro con Jesucristo, en lo profundo, en lo íntimo de nuestro corazón y es lo que nos pide Señor. El padre que ve en lo secreto te recompensa.

Por eso, que nunca falte ese momento íntimo de oración, ese encuentro profundo con Dios, con su palabra, que es la que realmente nos da vida y nos ayuda a avanzar en el seguimiento de Jesús. ¡Que el Señor te regale una excelente jornada!