Mitos sobre una Misionera

martes, 6 de marzo de
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Antes de salir de misión, en mi cabeza se formulaban ideas o preconceptos sobre lo que iba a vivir, entre los cuales estaban: La misionera heroína.

 

La gran misionera, aquella persona que atraviesa kilómetros y dona un tiempo de su vida para ayudar al prójimo, cambiar vidas, convertir a las personas, rescatar niños de la calle, casi una súper heroína, casi una santa.

 

¡Nada más alejado de la realidad! ¿Cómo salí de esta idea formulada por mi cabeza? Por suerte o, mejor dicho por gracia de Dios, esta idea duró una semana, hasta que un día me di cuenta que estaba cansada y después de un día de visitas necesitaba cerrar la puerta y no recibir a nadie. ¡Ahora es mi tiempo libre! Y se termina de ir esa idea cuando conoces una persona como D. Nilzete.

 

“Es preciso que haya siempre en la Iglesia hombres que constituyan una señal de la fe, que nos sacudan de nuestra ausencia de pensamiento y de nuestra flaqueza de fe”. Benedicto XVI

 

Así como entrego un año de mi vida en esta misión, ella entrega su vida a dos orfanatos; así como nosotros estamos disponibles todo este tiempo para nuestros amigos del barrio, ella estuvo toda su vida disponible para cada chico abandonado que llegaba; así como nosotros hacemos miles de kilómetros ella no se movió de su casa para cambiar la vida de tantos niños que la llaman “mamá”.

 

 

Débora Picco

Puntos Corazón – Brasil

 

Puntos Corazón