35Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada a cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los ingratos y los pecadores. 36Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes.
37No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. 38Den, y se les dará, se les echara en su delantal una medida colmada, apretada y rebosante. Porque con la medida que ustedes midan serán medidos ustedes.- (Lc. 6: 35-38)
Hoy con esta meditación no pretendo justificarme, tapar mis errores o minimizar mis pecados, simplemente quiero hallar el consuelo que mi corazón un poco desolado y confundido necesita.
Creo que te prometí ciento de veces no volver a hacerlo, no volver a caer, evitar la tentación, la maldad, el odio, la envidia , el rencor, los gritos, la falta de respeto, la falta de paciencia, pero volví a caer en ella, me olvide de vos, de tus promesas de tus palabras, de todo lo que aprendí este tiempo. Siento dolor por mi pecado, me inquieta.
Lo humanamente correcto en estas situaciones sería que me des la espalda, que me rechaces, que no me perdones, que me mandes las 10 plagas de Egipto, por no haber hecho tu voluntad…. sin embargo acá estas, al lado mío, mirándome misericordiosamente de nuevo, mientras yo ni siquiera tengo cara para pedirte perdón, para mirarte a los ojos y asumir mis comportamientos, mis responsabilidades.
A veces me pongo a pensar y no lo puedo creer, seguís acá a mi lado a pesar de que te sigo fallando, me continúas queriendo como el primer día que te conocí, como el primer día que me atrapaste (y desde antes ya).
Y esto es lo que me conmueve, lo que me mueve de vos Señor, tu perseverancia, tu amor sin medidas, tu presencia a pesar de todo, tu amor loco (porque es loco, inexplicable, indescriptible, fuera de razón).
18¿Que Dios hay como tú, que borra la falta y que perdona el crimen; que no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta perdonar? 19 Una vez mas te compadecerás de nosotros, pisotearas nuestras faltas. Tira, pues al fondo del mar todos nuestros pecados. (Miqueas 7:18-19)
¿Sera que alguna vez podré expresar con palabras lo que este amor me hace sentir? ¿Alguna vez podré explicar con palabras porque te vuelvo a elegir todos los días?
Hay algo que dichosamente no he malgastado en esta vida y es la experiencia de ser amado por vos, gracias por esta dicha…
Dicen que hay que dejarlo en tus manos, dejarlo a tu voluntad, que vos sabes lo que haces y no te equivocas, pues si es así, tendré que estar agradecida enternamente con vos porque sanas mis heridas, una y otra vez sin cesar.
Señor, creo entonces, que ahora lo entiendo todo, seguramente esta debe ser la forma correcta de amar.-