Lunes 11 de Mayo del 2020 – Evangelio según San Juan 14,21-26

viernes, 8 de mayo de
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Jesús dijo a sus discípulos: «El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”.

Judas -no el Iscariote- le dijo: “Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”.

Jesús le respondió: “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.»

 

 

Palabra de Dios

 

Padre Andrés Rivero sacerdote de la Diócesis de Río Cuarto

 

Queridos hermanos y hermanas estamos compartiendo este capítulo 14 del Evangelio según San Juan en los versículos del 21 al 26. Allí, a raíz de una pregunta que los apóstoles le realizan a Jesús, Él se revela cómo el Dios que nos habita. “mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en él”.

Después de hablarnos del amor que debe guiar la vida del creyente para buscar esa fidelidad a la Palabra de Dios y a sus mandamientos, Jesús expresa la voluntad de habitar en nuestro corazón junto con el Padre y el Espíritu. Esta presencia interior de Jesús constituye el fruto maduro de la Pascua realizada. Cristo vive y quiere vivir en el corazón de cada creyente, de cada hombre de cada mujer como su templo predilecto.

Una vida habitada por Dios es muy distinta a una vida desierta, abandonada a sí misma, condenada a agotarse en los límites solo de las cosas de este mundo. Creer que somos visitados por Dios, que Él habita en lo más profundo, que Él es nuestro dulce Huésped saca nuestra vida de lo superficial y de lo trivial para hacer de nuestra frágil realidad una existencia llena de luz, de dignidad. Dios ha querido alojarse y habitar en la intimidad de nuestro corazón.

San Agustín lo expresará en aquellas famosas palabras de sus Confesiones “yo te buscaba fuera de mí y tú estabas dentro”. Santa Teresa de Ávila en la imagen de las moradas del Castillo Interior busca reflejar esta gracia que la teología le llamó “la inhabitación Trinitaria”. Será Isabel de la Trinidad quién rezará esta realidad de Dios adentro con estas palabras: “pacífica mi alma, haz en ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo; que yo no te dejé en ella nunca Sólo; que esté en ti enteramente…”

“Mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en él”. Cómo es posible vivir en el miedo y la desesperanza como si estuvieras lejos? Cómo es posible que te busquemos tan sólo afuera en supuestas visiones, revelaciones, apariciones? Cómo es posible que olvidemos que por nada ni por nadie te apartarias de nosotros? Haznos volver a la interioridad, a descubrirte, ayúdanos a alejar lo que ocupa el sitio que tú has reservado en lo más íntimo de cada uno de nosotros, que nuestro corazón pueda verte y sentirte para poder vivir en un diálogo continuo de amor.

Mis hermanos y mis hermanas así como vive Dios en nosotros y nos hace sagrados a pesar de nuestras debilidades y miserias, vive también en el corazón de cada persona que pasa a tu lado. Te propongo en este día descubrir, amar y servir a Dios en tu corazón… y con esa misma fuerza poder descubrirlo, amarlo y servirlo en los demás. Que tengan un bonito lunes! Dios te bendiga mucho!