Dios me está sanando

miércoles, 4 de abril de
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Perdida, agobiada y herida así me encontraba.

La soledad me rondaba y el miedo se volvió costumbre. Noches sin dormir y lágrimas sin parar.

Me acordé de la oración, un sacerdote me pidió que rezara y esa noche volví a dormir.

La mañana siguiente fue igual, pero alguien me abrazaba. Seguí llorando pero entendí que esta vez estaba sanando.

Dios me está sanando.

Si duele? Sí, claro. Hay heridas que duelen toda la vida, pero Dios me está sanando.

Lloverán mil noches, cientos de inviernos pasarán pero Dios nunca dejará de sanarme.

Cada vez que rondan los miedos, las inseguridades, las desilusiones, Dios me abraza y me acompaña.

Me sana en cada oración, en cada charla con Él.

Me da sueños tranquilos, calma mi ansiedad, me quita  el frío.

Dios me dio una vocación y ahora tengo la incertidumbre de saber si estoy en el camino correcto, si todo lo que sueño es posible. Si no me estaré equivocando, esperando algo que parece no llegar jamás. Y vuelvo a rezar.

Dios me está sanando, y me pide confiar. Dios aumenta mi fe.

 

Espero en el Señor, porque Dios me está sanando. 

 

Ana Tomicich