En el día de hoy tuve una pequeña y gran contemplación que fue todo un deleite…
Mientras iba caminando ví algo extraño moviéndose en una pared, era un pequeño capullito de una mariposa, pero no de cualquier mariposa, ¡era una oruguita de una futura polilla!, lo primero que se me vino a la cabeza fue recordar que practicamente a nadie le gustan por su poca estética, toda gris, al aletear larga polvo y encima revolotea como loca para todos lados.
Me acerqué un momento a ver el capullito moviéndose y descubrí a la pequeña oruguita intentando salir de su capullo, intentaba por un lado pero le pesaba y no lograba salir de él, intentaba por el otro costado y seguía costandole su liberación pero nunca dejó de intentarlo. Todo esto me llevó a pensar en que a veces somos como aquella polillita, con capullos de luchas que nos atrapan, nos encierran, y muchas veces nos estancan… pero también recordé que aquellas mariposas a pesar de que son ciegas, se guían por la luz, pues ella las atrae, y aunque revolotean para todos lados en el intento de hallar camino solo tienen un objetivo, seguir la luz y es esa luz la que las motiva a cargar su capullo hasta que poco a poco, enamoradas de aquella luz, se van liberando hasta desplegar sus alas y finalmente estar muy cerca de ella.
Creo que en algún momento quizas nosotros estuvimos caminando a revoleos, a veces sin entender para dónde vamos, pero de igual modo sabíamos con quien ibamos, con aquella luz compañera, aquella luz que trae novedad de vida, con la luz de Jesús… luz que guía de a tramos, que nos invita a recorrer lo desconocido con la finalidad de lo pleno, que ilumina nuestras tinieblas, que nos impulsa siempre a seguir hacia delante.
Aunque nos desviemos del camino interminables veces, siempre caminamos hacia la luz, quizás esta pequeña polilla hoy te respresenta a vos, con el polvo del cansancio por tanto caminar, con la confusión de tus búsquedas, con el peso de las críticas que te hacen por no ser lo que otros esperan… pero nunca dejes de valorar que así tal cual sos, con tus aciertos y desaciertos, con lo que digan o no digan de vos, con tus dudas y certezas el Señor te invita a vivir en su luz, y desde esa luz que será reflejada en tus alas, ser luz para los demás, para que habiendo sido testigo de aquella luz que te liberó y te invitó a volar hacia lo alto, hacia lo pleno, otras pequeñas polillas que a lo mejor estén un poco más ciegas que vos, también sepan que hay una luz que les espera, que hay una libertad que viene a abrazar su vida con el estandarte del amor.
¡Camina pequeña alma!
Verónica Noelia Viltri