Padre Misericordioso,
Tú nos llamas a vivir nuestra vida
como un camino de salvación:
Ayúdanos a mirar el pasado con gratitud,
a asumir el presente con valentía,
a construir el futuro con esperanza.
Señor Jesús, amigo y hermano,
gracias porque nos miras con amor;
haz que escuchemos tu voz,
que resuena en el corazón de cada uno
con la fuerza y la luz del Espíritu Santo.
Concédenos la gracia de ser Iglesia en salida,
anunciando con fe viva y con rostro joven la alegría del evangelio,
para trabajar en la construcción
de la sociedad más justa y fraterna que soñamos.
Te pedimos por el Papa y los obispos,
por los presbíteros y diáconos,
por la vida consagrada y los voluntarios;
por los jóvenes y todos los que participarán
en la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Panamá,
y por quienes se preparan a acogerlos.
Santa María la Antigua, Patrona de Panamá,
haz que podamos orar y vivir con tu misma generosidad:
«He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38).
Amén