Martes 21 de Julio de 2020 – Evangelio según San Mateo 12,46-50.

lunes, 20 de julio de
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Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él.  Alguien le dijo: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte”. Jesús le respondió: “¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?”. Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

 

Palabra de Dios

Monseñor Ricardo Seirutti obispo auxiliar de Córdoba y Delegado Episcopal para la Pastoral de Juventud Argentina

¡Hola queridos oyentes jóvenes de Radio María!

El texto del evangelio de hoy lo conocemos mucho: La madre y los hermanos, los familiares, los parientes, de Jesús lo buscan. Y Jesús está en plena tarea, “hablando a una multitud”. Sin embargo alguien le avisa: “tu madre y tus hermanos te buscan, y Jesús con toda libertad responde: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos”. Y dice la Palabra que señalando a los discípulos dijo: “estos son mi madre y mis hermanos, porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

¡Que lindo! Ser discípulo de Jesús es ser su hermano. Y va a agregar Jesús “porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana, mi madre. Jesús, que como discípulos, nos considera como sus hermanos y nosotros, que, como discípulos, tenemos que buscar siempre, la voluntad del Padre. ¡Que la conocemos, nos llega y nos es comunicada a través de la palabra del mismo Jesús!.

Pensaba esta mañana, nosotros siempre como María y algunos de sus hermanos o parientes lo andaban buscando, nosotros siempre lo estamos buscando a Jesús, porque queremos y nos sentimos sus discípulos ¿no? y también queremos hacer la voluntad del Padre. Pidamos hoy esta gracia ¿no?. Se la pidamos a Jesús y se la pidamos también a María, que interviene en esta escena ¿no?. Le pidamos, que, buscando a Jesús, cada vez descubramos que somos más discípulos suyos. Y que El Señor nos haga sentir que, ser suyos, ser sus discípulos, es ser cada vez mejores hermanos de Él. Seguramente va a ir creando en nosotros “actitudes” de fraternidad, para que así, ¡eh! buscándolo, también vayamos buscando hacer la voluntad del Padre de Jesús.

¡Que Dios los bendiga!