Una vez que conoces el grandísimo amor de Dios tu vida cambia por completo y ya no hay marcha atrás, querés más y querés compartir todo ese fuego de amor con los demás porque no hay nada más maravilloso que permanecer en el amor de Jesús y saber que nunca vas a estar sola/o porque hay un Dios que nos ama y acompaña en el camino, sin importarle nuestras debilidades.
El #Enj2018 (Encuentro Nacional de Jóvenes en Rosario) no fue solo un evento, fue un echo histórico, hermoso y transformador. Más de 20.000 jóvenes nos entregamos al Espíritu Santo para que el Señor nos sorprenda; mas de 20.000 mil almas copamos Rosario para unirnos al grito de ¡”Con vos renovamos la historia”!
Como dice Cortázar , “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma” y así nos sentimos hoy, con el alma desbordada de esperanza, de alegría, de emoción, de impulso, de energía. Nos cuesta expresar todo lo que sentimos con claridad pero tenemos la certeza de que en el camino de la FE hay momentos que nos atraviesan, nos revitalizan, nos convierten y nos cambian. Ver a tantos jóvenes peregrinar juntos, adorar la Eucaristía con tanto respeto y amor, abrazarse unos a otros sin importar nada, encontrarse en los colectivos y cantarle a Dios bien fuerte, compartir un mate calentito en medio del frio, fueron para nosotros de esos momentos. Nos marcaron fuerte, nos transformaron, nos revitalizaron.
Lo maravilloso de este tipo de experiencias es el COMPARTIR CON OTROS. Dios no deja de sorprendernos y abrazarnos a través de los demás. La fe se camina en comunidad, con otros. Y en estos 3 días el Señor puso en nuestro camino personas llenas de luz que nos hicieron sentir el calor y la presencia de Él en nuestras vida y en nuestros corazones, ayudándonos a seguir descubriendo cuánto nos ama!!
Qué hermoso es poder reconocer en lo pequeño lo inmenso del Reino que habita entre y en cada uno de nosotros. Este mundo empecinado en hacernos creer que solo lo espectacular cuenta, nos desvía la mirada de lo fundamental, de lo verdaderamente importante: los gestos y acontecimientos pequeños y cotidianos en donde nos espera Jesús: en la sonrisas, en los abrazos, en el silencio, en la oración, en las miradas, en los “buenos días, en el “hasta mañana, que descanses”…
Rosario ardió de tanto Amor y espíritu jóven; ¡la Fe se sintió, se renovó, se encendió! Estamos convencidos de que los jóvenes no tenemos miedo, no nos vamos a callar, no vamos a quedarnos quietos. Nos ponemos la camiseta y salimos a callejear la fe y a enfrentar con mucho amor los desafíos de esta realidad que nos duele hasta los huesos; porque creemos que el mundo puede ser un lugar mejor donde los derechos de todas las personas sean realmente reconocidos sin importar condiciones; porque Dios nos regala vida, y vida en abundancia para compartirla con los demás; y en esto radica el desafío que nos queda a partir de este II Encuentro Nacional de Jóvenes.
Cómo nos dijo Pancho (el Papa Francisco):
“No nos quedemos callados” “Seamos inconformistas” “No balconeemos la vida, pongámonos las zapatillas, salgamos con la camiseta de Cristo y juguémonos por nuestros ideales” “No dejemos que la historia se escriba afuera mientras miramos por la ventana” “No seamos exquisitos”.
Ahora es tiempo de volver a nuestras comunidades, parroquias, pueblos, y provincias a compartir los dones y las gracias que el señor nos ha regalado. Porque juntos y de la mano de Jesús construimos la civilización del amor y RENOVAMOS LA HISTORIA, LA IGLESIA Y EL MUNDO.
CALLEJEROS DE LA FE