¿Cómo estar en presencia de Dios mientras estudio o estoy en la calle?

jueves, 28 de junio de
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Hace un tiempo, providencialmente encontré un pequeño librito que me dejó mi mamá en mi escritorio, con algunos testimonios de personas que conocieron al Padre Josemaría Escrivá, yo no lo conocía, pero me resultaron muy valiosos un par de testimonios que a continuación les comparto, anhelando que este pedacito de gracia compartida, les sea de fruto y abundancia para ustedes mis hermanitos que están leyendo, y también nos sirva para aprender a confiar en que los santos, amigos nuestros, interceden para acercarnos un poquito más hacia Jesús y María.

 

Uno de los testimonios los cuenta Pedro Casciaro, estudiante de arquitectura e hijo espiritual del Padre, hoy santo, Josemaría Escrivá y le preguntó lo siguiente: 

 

“Padre: ¿Cómo puedo tener presencia de Dios mientras estudio o camino por la calle?”

 

Relata Pedro: Semana tras semana, mediante aquella dirección esiritual, el Padre Josemaría Escrivá, me fue acercando al Señor, ayudándome a mejorar en mi trato con Dios. No de golpe, poco a poco, con paciencia, fue enseñándome a hacer todos los días un rato de oración mental. Me enseñó a tratar a Dios a lo largo de mi jornada, y a vivir en su presencia. 

 

Un día le expuse mis dificultades y le dije:

 

Mire padre, es que yo pongo los cinco sentidos cuanto me meto a fondo en algo y me olvido completamente de todo lo demás.

 

Era verdad, cuando estudiaba, me enfrascaba en los libros de tal manera que se me pasaban las horas volando.

 

Como respuesta, el Padre me regaló un crucifijo para que lo llevara en el bolsillo y lo pusiera sobre la mesa de estudio o sobre el tablero de dibujo y me dijo:

 

“Una mirada al crucifijo de cuando en cuando, o algunas jaculatorias te bastarán para convertir ese trabajo en oración”.

 

¿Y para tener presencia de Dios en medio de la calle como hago?, le seguí preguntando, pues aquello no me parecía tan fácil. Me gustaba pasear por las calles de Madrid contemplando las fachadas o analizando los aciertos o errores arquitectónicos que iba encontrando, ¡Y el Padre me pedía que hiciera todo eso y, al mismo tiempo, fuera “metido en Dios”! ¿Pero cómo?.

 

“Vamos a ver”, me dijo: “Explícame qué caminos sueles hacer para ir desde la calle Castelló, donde vives, hasta la Universidad”. Empecé a recordar: Bueno, primero tomo la calle Goya, luego bajo por la Castellana y después… 

 

Entonces fue enumerándome las imágenes de la Virgen que podía encontrar en mi camino:

 

“… En la calle Goya, hay una pastelería, apenas volver la esquina de Castelló, que tiene una hornacina con la Purísima Inmaculada Concepción; al llegar a la estatua de Colón, en el cruce con el Paseo de la Castellana, tienes en uno de los relieves del pedestal de la estatua, una escena de los Reyes católicos donde hay una imagen de la Virgen del Pilar”. Me quedé sorprendido, Yo que me fijaba tanto en todo, no me había dado cuenta de la existencia de esas imágenes que me podrían servir para mantener la presencia de Dios durante mis recorridos habituales. 

 

Aquello no era sólo un fruto de la gran capacidad de observación del Padre, sino que era la consecuencia del gran amor que sentía hacia la Madre de Dios. A partirde aquel día, intenté poner por obra lo que me decía; y así, poco a poco, mi trabajo fue adquiriendo un nuevo sentido y mis andanzas por las calles de Madrid cobraron unas perspectivas hasta entonces absolutamente insospechadas. (Así concluye Pedro con este precioso recuerdo)

 

Otra anécdota de San Josemaría Escrivá que nos puede servir de ejemplo para hacer de nuestra vida, una vida de profundo sentido orante es el siguiente testimonio contado por sus propias palabras:

 

“Tenía una imagen de la Virgen… que la llamaba: la Virgen de los besos. No salía o entraba nunca, en la primera residencia que tuvimos, sin ir a la habitación del Director, donde estaba aquella imagen, para besarla. Pienso que no lo hice nunca maquinalmente, era un beso humano, de hijo que tenía preocupación por su excesiva juventud, y que iba a buscar en Nuestra Señora, toda la ternura de su cariño, toda la fortaleza que necesitaba iba a buscarla en Dios a través de la Virgen”.

 

Sin dudas, existen diferentes maneras, muy sencillas y cotidianas, de poder tener a Jesús y a nuestra mamá María como compañeros de camino en cada instante de nuestras vidas, sólo se necesita querer estar con ellos para que ese amor aflore desde una mirada, un beso, un saludo, un suspiro, una caricia, unos pequeños balbuceos… sólo se necesita: querer estar, querer que estén.

 

 

Noelia Viltri

 

Noelia Viltri