Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”.
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.
La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”.
Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”.
Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?”. “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió esta.
La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.
En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.
El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Sábado 29
El evangelio de Mateo que hoy escuchamos, nos presenta una conocida parábola que llamamos: Laa parábola de los talentos.
Esta parábola en un contexto escatológico del juicio, del fin de los tiempos nos hace pensar en que estamos haciendo con los dones que Dios nos ha regalado. Los talentos son sinónimos de todas las cosas hermosas que Dios nos regaló , la vida, la fe, los dones virtudes y como es una invitación del Señor a ponerlos al servicio de los demás, a no guardarlos para nosotros.
Quizás podemos pensar que los dones de Dios son para guardarlo celosamente y al contrario los dones de Dios son para arriesgarlos, para ponerlos en juego, para compartirlos y es así cuando parecen que se están gastando misteriosamente, milagrosamente esos dones se multiplican. Y esos dones donde se viven en la fidelidad de lo cotidiano.
“El que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho”.
Ojala que nos animemos a gastar y a entregar la vida y cada don que Dios nos regalo para que así se multipliquen hasta la vida eterna.
Que tengas un hermoso fin de semana.
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