Jesús tomó la palabra y dijo: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.”
Estamos transitando el camino del Adviento y este segundo miércoles nos invita a compartir Mateo 11, del 28 al 30. Ir a Jesús, ni más ni menos. Tan sencillo como concreto. Fijate qué interesante: cuando todo en este tiempo nos invita a esperar la venida del Señor, Él nos llama a ir hacia su encuentro. Un texto muy corto, pero que nos hace entrar en lo profundo del corazón de Jesús. Hay que aprender de Él. Nos dice: “aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón”. Meditemos algunos puntos:
En primer lugar, acercate. Hoy el Señor te llama, te invita, te sugiere, te muestra que lo mejor que podés hacer es caminar con él. Una frase que resuena mucho en el evangelio de hoy es “Vengan a mí”. ¿Qué te parece si hoy te animás a prestarle atención a esta apertura del corazón de Jesús? No es que antes no estaba, siempre está su llamado, pero tal vez el día para responderle es hoy. Es necesario ir a Jesús, es necesario volver a Él y ese es el deseo del Señor. Si te sentís cansado, agobiado, si llevás pesadas cargas, acércate al Señor. Muchas veces en la vida andamos desconcertados, abrumados, como aguantando, cargando con el peso de nuestra vida. ¿Quién no ha tenido situaciones de cansancio, quién no ha tenido ganas de abandonar todo, donde no querés saber más nada? Este 2020 ha sido especial, complejo, hasta contradictorio. Bueno, tenemos que ir a Jesús y preguntarnos cuál es nuestro camino. ¿Cómo llegar a Dios? Dejando que Él te atraiga. Acordate que, cuando más alejado te sentís, es cuando más Jesús te busca. Buscá y vas a encontrar.
En segundo lugar, Dios te ayuda. Si te pesa, dejalo delante de Jesús. El Señor dice que su yugo es llevadero y su carga liviana. Qué anuncio lindo este. Ponete a pensar que Dios quiere hacerte más llevadero el camino, quiere aliviar tu carga. Él camina con vos y te alienta. No dice que te ahorra el camino, dice que todo es más llevadero con Él a nuestro lado. ¿Qué te cansa hoy? No busques soluciones mágicas, dejá lo que te traba, dejá lo que te pesa delante de Jesús. Apostá a tu vida espiritual, dejá entrar a Dios, pedí paciencia y humildad. Dejá que Dios te alivie, que no te coma la angustia o la ansiedad. Decile a Jesús: “Señor, hacé mi corazón semejante al tuyo”. Entregale tus cansancios, desahogate en la oración y dejá que María te acompañe. Nadie te va a aliviar como Dios, dejá todo en sus manos.
Por último, Dios no se hace el distraído. Desde la primera vez que intentaste hablarle, Él te escuchó. Dios te escucha y te va a dar lo que necesitás cuando lo necesites. A Él lo que le interesa es tu amor, porque teniendo tu amor tiene todo, por eso te busca. Si le perdiste gusto a tu vida, animate a suplicar que Dios aumente tu fe. Decile hoy: “Creo, Señor, pero aumenta mi fe”. No te olvides que Jesús siempre siempre te escucha.
Que tengas un buen día, y que la bendición del Buen Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo te acompañe siempre. Amén.
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