Viernes 18 de Diciembre del 2020 – Evangelio según San Mateo 1,18-24

miércoles, 16 de diciembre de
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Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.

Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”.

Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro sacerdote jesuita

 

Seguimos preparando nuestro corazón para la fiesta de la Navidad. Fiesta que viviremos en este contexto de pandemia que nos envuelve a todos, y que afecta nuestros encuentros, conversaciones y modos de celebrar.

Son las circunstancias que nos toca vivir, y necia sería la actitud de quien no lo tiene en cuenta. Acoger los desafíos que nos pone la realidad y hacerlo desde la buena voluntad y el amor responsable, quizás nos haga cambiar nuestros planes y nos implique renunciar a costumbres o a comodidades.

Se trata de estar disponibles para responder con generosidad y prontitud a los desafíos propios de este tiempo.

Acompañados por el Evangelio de hoy, podemos mirar a San José, y alabar su honestidad y bondad. Su deseo de hacer el bien respondiendo a una situación dolorosa. De hecho, María, la mujer con quien estaba comprometido, resultó estar inexplicablemente embarazada, por lo que con todo el dolor del mundo el carpintero decidió renunciar a su compromiso, pero hacerlo en secreto, para evitarle a María consecuencias sociales injustas, humillantes, dolorosas.

José actúa desde su corazón recto, desde su fe en el Dios fiel, clemente y compasivo. Pero esto no se quedó así. José recibió en sueños el mensaje de Dios, quien le comunica el proyecto de salvación. El hijo que está esperando María, viene de Dios, y él tiene la misión de proteger y cuidar al niño y a su madre.

Cambio de planes; ya no se trata de responder desde la bondad y la compasión, sino que José tiene que responder al llamado de Dios, a la invitación concreta y personal que se le hace para formar parte y colaborar en el proyecto de salvación que brota del amor de Dios.

Descubrimos en José a un hombre disponible, que responde con prontitud y generosidad al llamado de Dios… que siente en su interior y que no puede negar. Hombre de fe, que confía en la Palabra de Dios y en su ayuda providente; hombre valiente, que sabe que su misión no es fácil y que asume las consecuencias, porque se pone el plan de salvación al hombro, como compañero, como amigo, como hijo devoto, como servidor fiel y obediente, como hombre de Dios.

Sigamos preparando el corazón para esta Navidad, pidiendo la gracia de aprender de San José; buscando abrir nuestro corazón a la escucha del llamado personal que Dios nos hace a cada uno; y para que con disponibilidad y diligencia, respondamos a ese llamado.

Como solía culminar San Ignacio muchas de sus cartas, roguemos también nosotros a la Santísima Trinidad, que su santa voluntad sintamos y enteramente la cumplamos.

San José, ora por nosotros.