espués Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.
En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies.
Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.
El le respondió: “Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros”.
Pero ella le respondió: “Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos”.
Entonces él le dijo: “A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija”.
Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio
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Chicas y chicos, el evangelio nos cuenta esa escena preciosa dónde una mujer cita hija estaba poseído por un espíritu impurl fue a postrarse ante Jesús.
Y pareciera que Jesús no quiere hacer el milagro. Ella dice eso tan bonito “los cachorros debajo de la mesa comen las migajas que dejan caer los hijos”. Ella, por decirlo así, confía en las migajas de Jesús. El no nos regala solo migajas sino mucho más.
Y me hacía pensar en esta fiesta de Lourdes que celebramos hoy. Se apareció a Bernardita y desde allí las migajas que ha conseguido de Jesús para muchos enfermos, débiles y suficientes y los que la vengamos cómo Madre nuestra.
Los invito a que hoy pongamos nuestra confianza en Jesus, en María nuestra madre que está tan cerca del corazón de Jesús y del nuestro. Quedarnos hoy al menos en sus manos y dejar allí nuestro corazón. Ella no solamente nos concede migajas de Jesús sino lo más bueno que nos puede regalar su gracia y su salvación.
Quedemos hoy en las manitos de María.
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