Domingo 21 de Febrero del 2021 – Evangelio según San Marcos 1,12-15

jueves, 18 de febrero de
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 En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.

Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”.

 

 

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro sacerdote jesuita

 

A veces podemos tener una imagen de Jesús como la de quien lo tiene todo resuelto,  como la de quien por ser Hijo de Dios no tiene conflictos en su interior y tiene la solución de sus problemas muy a la mano. Entonces, ante las luchas, ante los deseos y sentimientos contradictorios que padecemos, ante las encrucijadas de la vida,  el ejemplo de Jesús se vuelve poco significativo.

En este primer domingo de cuaresma, el Evangelio nos dice que no hay cabida para esa imagen superficial y errada del Señor.

Vemos a Jesús en el desierto, lugar de soledad, silencio, austeridad, lugar de encuentro con Dios y con uno mismo, lugar para experimentar las tentaciones que distraen y atentan contra el camino bueno, lugar de batalla; lugar necesario para todos nosotros para escuchar el corazón y reconocer sus luces y sus oscuridades; lugar para caer en la cuenta de la fuerza de nuestra libertad y de la necesidad de elegir lo que deseamos vivir  en las circunstancias de la realidad que tenemos.

Jesús  pasará cuarenta días en el desierto, luchando interiormente, experimentando con intensidad la posibilidad de vivir de muy distintas formas su camino. Jesús buscará reconocer y rechazar, con la fuerza del Espíritu,  todas las tentaciones del diablo que lo llevan a opciones egoístas; y, también, buscará reconocer y abrazar, la propuesta de su Padre, que lo impulsa a anunciar la fraternidad del Reino de Dios con  firmeza, con  humildad y sencillez.

La vida de Jesús es lucha espiritual, búsqueda interior de hacerse dueño de sí, asumiendo la aventura de su libertad que debe elegir la vida ante tantas voces interiores y exteriores que nos proponen caminos muy diversos. La vida de Jesús, nos pone delante, los pasos de un hombre libre, que elige el bien de todo ser humano, que elige el Reino de Dios, como el deseo directriz que oriente sus opciones y sus actos.

La Iglesia nos invita a vivir los cuarenta días de este tiempo de cuaresma como un camino interior, que nos ayude a preparar nuestro corazón para la celebración de la Pascua. Por un lado, contemplemos el camino de Jesús que se jugó por el amor hasta el extremo, renunciando a  todo egoísmo.  Por otro, miremos nuestro propio corazón, buscando hacer un camino de conversión, para que también nosotros, al modo de Jesús, podamos rechazar todo lo que nos centra en nosotros mismos, y elegir las actitudes y caminos que nos conducen a amar más, a reconciliar, a servir, a la manera de Jesús.

Así también, con nuestras vidas, anunciaremos junto a Cristo que el Reino de Dios lo podemos vivir aquí en nuestra historia, y ayudaremos a otros a buscar el sentido de su vida en el amor que Jesús nos invita a vivir, abriendo el corazón a la Buena Noticia.

Que Dios nos bendiga y nos fortalezca