Buscaba por un lado y por otro. Tenía ganas de contarles tantas cosas pero, no hallaba la contraseña de mi cuenta anterior, y entre tantas cosas, no hallaba el tiempo para escribir unas cuantas líneas, para decirte sobre todo, que estoy aquí, para vos, joven y con vos joven.
¿Necesito volverme a presentar? Soy Ernesto, soy mexicano, tengo 21 años de edad, actualmente religioso de votos temporales. Bueno, y me encanta contar historias, compartir uno que otro pensamiento y ocurrencias ¡y una que otra cosa más!
En días anteriores, mientras estaba en misa con los niños, el celular vibraba, una, dos, tres, siete, doce, quince veces… perdí la cuenta… en mi interior decía, que no sea una mala noticia, que no le halla pasado algo a mis familiares o amigos…
Y menuda petición, efectivamente no le había pasado nada a ninguna persona cercana a mí. Era una chica del grupo juvenil, que me escribía para pedirme ayuda, pues una amiga suya tenía algunas ideas, vamos, de atentar con su vida…
Al leer el mensaje se me venían a la mente muchas cosas… ¿Qué le diría yo a mi mejor amigo? ¿Qué tal si fuera mi primo más cercano quien lo hiciera, cómo le diría que la vida tiene sentido? ¿Cómo decirle que la vida está llena de cosas, de cosas que me dan esperanza y que apesar de las dificultades le veo un sentido tan hondo, tan profundo, que no he encontrado en libros o teorías, sino encontrado a una persona, un misterio, que llena todo mi abismo? ¿Cómo explicar a una chica que está desesperada, que alguien le ama y no le juzga? ¿cómo transmitir a alguien la experiencia de una persona? ¡No paraban las preguntas!
Le pedí a Jesús aquella noche por ella. Imaginé a Jesús, abrazándola con cariño, diciéndole: Estoy para vos y con vos…