Ya estamos en camino, con tropezones y aciertos.
Con heridas abiertas, listas para sanar, pero también con alegrías resaltadas, listas para ser compartidas.
Seguimos andando, hacia el misterio de la resurrección.
Estamos invitados a cargar nuestra cruz y a no dejar de caminar.
Estamos invitados a sentir el dolor de Jesús, pero con la esperanza y la fe puesta en su resurrección.
Estamos invitados a sanar, abrazar, a dejar nuestro corazón al aire.
La cuaresma es un tiempo que nos invita a mirar nuestras virtudes con gratitud, nuestras miserias con amor y misericordia, para dejarnos transformar por Jesús.