Primero en mi corazón enmalezado
pujó tu semilla de Vida,
y el deseo fue guiando la búsqueda.
Después me abriste los ojos y vi.
Con otro tinte contemplé la vida
y supe nuevo lo antiguo
Luego, yo, sorda de nacimiento, escuché.
Sentí tu susurro en la naturaleza y
Te percibí vivo en tantas palabras cotidianas
Ahora, querés resucitar también mi gusto
Ya viciado de tanto probar y comer sin gustar
Y así, poco a poco, me vas resucitando completa,
todo esto que soy, cuerpo y espíritu
en Vos se unifica y abierta a tu misterio
me voy dejando moldear.
Tu vida va calando dentro.
Tu luz va iluminando mis días.
Dame, Señor, la gracia de abrirme a tu Misterio cada día y de contemplarte Vivo en mi cotidianidad.