Jesús dijo a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»
Seguimos compartiendo el tiempo Pascual, tiempo en el que Jesús Resucitado nos va mostrando su corazón y nos va haciendo participar de esa Alegría y ese gozo de su vida nueva y de su vida plena.
El Evangelio de Juan de hoy de verdad estremece nuestro corazón si precisamente leemos la Palabra con entusiasmo y con Fe; Jesús nos llama amigos que titulo tan Hermoso, que necesarios son los amigos y las amigas en la vida de cada uno de nosotros, se vuelven esenciales se vuelven inprescindibles.
Precisamente Jesús nos llama amigos porque nos ha contado los secretos de su corazón y del corazón de su Padre, y porque está dispuesto a dar la vida por nosotros porque ha dado la vida por nosotros; abrir el corazón y dar la vida y el tiempo por el otro quizás sean las características más hermosas de una amistad. Abracemos a este Jesús amigo y caminemos a su lado.
Que tengas un buen día.
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