Jueves 10 de Junio de 2021 – Evangelio según San Marcos 12,28-34

miércoles, 9 de junio de
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Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: “¿Cuál es el primero de los mandamientos?”. Jesús respondió: “El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos”. El escriba le dijo: “Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios”. Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: “Tú no estás lejos del Reino de Dios”. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

 

 

Palabra de Dios

Monseñor Ricardo Seirutti Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba

 

 

Este Jueves, el evangelio de Mateo nos regala la liturgia, nos dice que Jesús a los discípulos: “les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.”

Y después hace un largo “elenco” que centra todo en la reconciliación. En el perdón también. Vivir reconciliado con el “otro”¿no?

No matarás y el que mata deberá ser llevado ante un tribunal. ¡Eso no dice la Ley! “antigua”. Sin embargo, Jesús dice: “todo aquel que se enoja con su hermano mereces ser condenado y todo aquel que lo insulta merece ser castigado y el que lo maldice, merece el infierno”.

Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda en el altar, y ve a reconciliarte con tu hermano y entonces, vuelve a presentar tu ofrenda.

Vivir reconciliados, no encerrarnos en dolores y heridas qeu podemos tener y que hacen que nuestro corazón no perdoné al otro.

El Señor muy fuerte lo hice, porque dice: “Si antes de presentar tu ofrenda” y nosotr0s siempre pensamos la falta en la misa, en la eucaristía. Seguro, seguro que sí, que en eso está. Pero también es cierto que todos los días voy ofreciendo mi corazón a Dios.

Que tal si pensamos:
● ¿qué cosas? ¿a quienes tengo que perdonar?
● ¿qué cosas y a quien, que puede ser “yo mismo” tengo que perdonarme? ¿no?

Y este día, que seguramente voy a ofrecerme y ofrecer mi tarea a Dios, antes de esa ofrenda, al menos pensar, ¿que cosas tengo que perdonar? ¿A quienes tengo que perdonar?

Pensar en mí también. Quizás hay cosas que tengo que perdonar-me y a mí mismo. A mí mismo tengo que perdonarme.

Ojalá que nos salga bien en este día.
Yo los voy a acompañar. También voy a hacer esto y entonces, nuestra ofrenda al final de este día, va a ser valiosa a los ojos de Dios.

Un abrazo a todos, que Dios los bendiga.