Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados”. Jesús les respondió: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?”. Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.
Unas de las frases más lindas que escuchamos en este día en el Evangelio es esta: Su Madre conservaba todo esto en su corazón. Así como ayer viernes celebramos al Sagrado Corazón de Jesús, hoy celebramos al Inmaculado Corazón de María. Hoy es también un día para consagrar nuestros corazones al Corazón de María. Pedirle a la Virgencita en este día que cuide de nuestros corazones porque el corazón es la parte más importante de nosotros. El corazón es el centro de todo, ahí depositamos nosotros todas nuestras cosas sagradas, ahí está todo lo que amamos en la vida. En el corazón tomamos las decisiones más importantes, guardamos los sentimientos y los afectos. En el corazón están nuestros sueños y deseos, todo lo que anhelamos. En el corazón habita Dios, desde el corazón nos habla, desde el corazón Dios quiere tener una relación íntima con cada uno de nosotros. Por eso es muy importante que entreguemos nuestro corazón a María para que lo cuide.
Le pedimos en este día a Mama María que nos ayude a cuidar nuestro corazón, a conservar como ella todas las cosas que Dios nos da. Le confiamos nuestras vidas y corazones al Inmaculado corazón de María.
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