Domingo 13 de Junio de 2021 – Evangelio según San Marcos 4,26-34

jueves, 10 de junio de
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Y decía: “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha”. También decía: “¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra”. Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.

Palabra de Dios

Padre Marcelo Amaro sacerdote Jesuita

 

Jesús es un apasionado por el Reino de Dios, ese Reino que nos invita a que sea la meta de nuestra vida, el fin de nuestras búsquedas.

Jesús, sin embargo, no señala un lugar preciso en donde se encuentra el Reino, no nos dice exactamente lo que es, no da definiciones… Tenemos que contemplarlo a Él, en su modo de vivir, en sus palabras y gestos, en su modo de relacionarse con el Padre y con los demás, para descubrir ese Reino que le ganó el corazón, por el que se jugó la vida, y que nos invita a que sea el centro de la nuestra.

En el Evangelio de hoy, mediante parábolas, nos dice que el Reino de Dios implica un proceso, que guarda en sí una dinámica de crecimiento que se va desenvolviendo en la historia: es como una semilla que se siembra y que tanto de día como de noche germina y va creciendo; o como un grano de mostaza que siendo tan pequeño guarda en sí una fuerza misteriosa que lo hace desarrollarse en la más grande de las hortalizas…

El Reino de Dios ya está presente en nuestra historia, y Jesús es la gran garantía de su crecimiento y de su triunfo. El Reino de Dios ya ha sido sembrado en el corazón humano y va pujando en esa dinámica de crecimiento haciéndose lugar en medio de adversidades. Adherirnos a la fuerza imponente e invisible de ese Reino, solo es posible desde la confianza en la gracia de Dios, en el amor de Dios que no se rinde y que sigue apostando por nosotros, amándonos, perdonándonos, e involucrándonos en la construcción de un mundo más justo y más humano.

El Reino crea comunidad mediante el amor y el servicio… crece como el grano de mostaza, que se convierte en hortaliza y en la que las aves del cielo pueden posarse en sus ramas; el Reino rompe con todo egoísmo e impulsa a la convivencia generosa y fraterna.

En medio de este tiempo de pandemia que aún estamos padeciendo, en medio de tantas adversidades promovidas por el egoísmo humano… podemos encontrar tantas semillas del Reino esparcidas por todos lados, en tantos corazones…. En todo gesto de amor, en toda acción que busca la justicia… en toda solidaridad, el Reino está aquí presente y sigue creciendo sin detenerse, estemos dormidos o despiertos.

Pidámosle a Dios la gracia que todo en nosotros, lo que deseemos, lo que busquemos, lo que elijamos vivir, todas nuestras acciones estén orientadas a la construcción de esa fraternidad del Reino que, en medio de dificultades, se va desarrollando en nuestra historia y que lo hagamos al modo de Jesús, en comunidad y contando con su amor, Dios infinito.

Que Dios nos bendiga y fortalezca.