Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Qué lindo el texto del evangelio de Mateo y el Señor que nos dice: “Cuando oren no hablen mucho” “No hagan como los paganos porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta antes que se lo pidan” .
Este Dios que nos conoce, y que nos abraza cada día. ¿Cómo oramos? Cuando oramos solemos pedir mucho pero el Señor conoce nuestras necesidades.
En otro momento del evangelio nos dice: “Pidan y se les dará”. Quizás tenemos que hacerlo insistentemente pero no “con muchas palabras”. Acá, el Señor nos está pidiendo que no hagamos palabrerío de la oración sino que hagamos comunicación con Él. Que estemos en Su presencia, nuestro silencio también le habla a Dios, porque Dios nos habla en el silencio.
Y enseguida dice, ustedes oren de esta manera, regalándonos ésta hermosa palabra que nosotros llamamos Padre Nuestro, porque el Señor comienza diciéndonos que digamos: “Padre nuestro”.
Y bastaría esto para todo lo que viene después, el Señor que nos enseña a rezar el Padre Nuestro. El Señor que hace palabra la oración en sus labios y su corazón.
Seamos concientes que cada vez que rezamos el Padre nuestro, Jesús vuelve a decirlo porque es su palabra. Cuando decimos: “Padre nuestro que estás en el cielo”, Jesús está volviendo a decir con su espíritu en nosotros, “Padre nuestro que estás en el cielo”.
Tomemos conciencia de esto y bastaría esta palabra para que, el Señor escuche nuestras necesidades, que es la palabra de Jesús.
Cuando recen en algún momento, en algún momentito que me detenga y rece el Padre Nuestro: “Hacer conciencia de que no rezamos nunca solos el Padre nuestro.
¡Jesús vuelve a hablar en nosotros! ¡Jesús vuelve a decirnos: “cuando oren, digan, -y lo dice Él también-. “Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu Nombre ”.
Sigan reflexionando ustedes en algún momentito, recen el Padre Nuestro con fuerza.
¡Vuelven a hablar al Padre! ¡Vuelven a orar al Padre! Volvamos a decirle, con la misma palabra de Jesús: “Padre Nuestro.
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